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Capítulo 2: ¿Nuestra Familia Celestial?

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Capítulo 2: ¿Nuestra Familia Celestial?

Principios del Evangelio Mormón y la Biblia. Guía de estudio bíblico sobre el manual mormón
Robert M. Bowman Jr.

2: ¿Nuestra Familia Celestial?

Nuestra familia celestial… Todo hombre y mujer es literalmente hijo o hija de Dios. ‘…el hombre, como espíritu, fue engendrado por padres celestiales, nació de ellos y se crió hasta la madurez en las mansiones eternas del Padre antes de venir a la tierra en un cuerpo temporal [físico].’ Sabemos, por ejemplo, que éramos hijos e hijas de Padres Celestiales: hombres y mujeres” (Principios del Evangelio p. , 9, 10).

A. ¿Tenemos Una Madre Celestial?

Si, según la iglesia SUD, existe una madre celestial, ¿Por qué las Escrituras jamás la mencionan?

Una de las enseñanzas más interesantes e inusuales de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Iglesia mormona o SUD) es que todos los seres humanos, tal como Principios del Evangelio lo expone, son “literalmente hijos e hijas” de “padres celestiales.” Si el Padre Celestial es el padre literal de nuestros espíritus –procreándonos como seres espirituales así como un padre terrenal procrea a sus hijos—sería algo lógico que también tengamos una “madre celestial.” Esta Madre en el cielo, por supuesto, sería la esposa de Dios. La creencia en una madre celestial, aunque no se enfatiza, es parte de la doctrina de los SUD, como lo ilustra la referencia a “padres celestiales” en Principios del Evangelio. Una declaración de la Primera Presidencia en 1909 titulada “El Origen del Hombre” afirmó esta creencia como una doctrina oficial de los SUD: “Todos los hombres y mujeres están en la similitud del Padre y Madre universal y son literalmente los hijos e hijas de la Deidad.” (http://www.lds.org/ensign/2002/02/theorigin-of-man?lang=eng)

Casualmente, ni la Biblia ni ninguna otra escritura de la Iglesia SUD jamás menciona a una madre celestial. El término “padres celestiales” tampoco aparece en ninguna de las otras escrituras. Esta ausencia completa de alguna referencia a una Madre celestial o divina, contrasta con las cientos de referencias a Dios el Padre en la Biblia (especialmente en el Nuevo Testamento) así como en el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios.

Las escrituras SUD jamás mencionan a una madre celestial, y también dicen algunas cosas que apuntan a la conclusión de que no tenemos padres celestiales literales. Por ejemplo, el Libro de Mormón se refiere diez veces a Adán y Eva como “nuestros primeros padres” (1 de Nefi 5:11; 2 de Nefi 2:15; 9:9; Mosias 16:3; Alma 12:21,26; 42:2,7; Helaman 6:26; Eter 8:25). Ya que no califica esta descripción en ninguna manera (por ejemplo, llamándolos “nuestros primeros padres en la tierra”), la forma natural de tomar estas palabras es que Adán y Eva fueron literalmente nuestros primeros padres.

Lo que hace tan desconcertante la falta de referencia a una madre celestial es que esto sería algo muy importante de saber. Imagínese que es separado de sus padres al nacer y después cuando es un adulto conoce a alguien que los conoce. ¿No sería algo raro que esa persona hablara en repetidas ocasiones sobre su padre pero jamás mencionaran a su madre?

La razón para este conjunto de asuntos tan desconcertantes es que la creencia SUD acerca de una madre celestial no vino de revelación divina sino del razonamiento de los primeros líderes SUD de que ella debe existir. El himno mormón “Oh mi Padre” deja muy en claro este punto:

“¿Hay en los cielos padres solos? Clara la verdad está; La verdad eterna muestra; madre hay también allá.”

Así mismo, José Fielding Smith reconoce que las escrituras nunca mencionan una madre celestial pero discute que “por sentido común” ella debe existir:

En respuesta a su pregunta sobre una madre en el cielo, vamos a ser razonables… El hecho de que no haya una referencia a una madre en el cielo ni en la Biblia, Libro del Mormón o en Doctrinas y Convenios, no es suficiente prueba de que ninguna cosa como una madre existió ahí. Si tuvimos un Padre, lo cual así fue, ya que todos estos datos hablan de él, entonces ¿a caso el buen sentido común no nos dice que debemos tener una madre también?” (José Fielding Smith, Answers to Gospel Questions [Respuestas a las Preguntas del Evangelio] 1960, 3:142).

Esta respuesta en verdad no explica porque las escrituras nunca mencionan una madre en el cielo. Este apelar a la razón demuestra que la idea SUD de una madre celestial es simplemente asumida como algo verdadero basado en la hipótesis de que Dios es nuestro padre en un sentido literal porque nos procreó como su descendencia literal. ¿La Biblia enseña esta idea?

B. ¿Fueron los Seres Humanos los Hijos Espirituales de Dios en el Cielo?

• ¿La Biblia enseña que somos los hijos literales de padres celestiales?
• ¿Cómo pueden los espíritus en el cielo prepararse para su servicio en la tierra si durante su vida terrenal no recordaran nada sobre su vida en el cielo?

La Biblia nunca explícitamente dice que los seres humanos vivieron como espíritus antes de su vida física en la tierra. Lo que la Biblia si dice al respeto apoya el punto de vista tradicional Cristiano de que nuestra existencia comienza aquí en la tierra. Considere la descripción de cómo Dios formó al primer hombre, Adán: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). Note por favor que Génesis no dice que Dios puso un ser espiritual individual ya existente dentro del cuerpo físico, sino que “sopló en su nariz aliento de vida.” Esta declaración por lo menos parece estar diciendo que así fue creado Adán.

El pasaje anterior sobre Dios creando seres humanos “a su imagen” (Génesis 1:26- 27) genera un problema interesante para la idea de que gente existía en el cielo como los descendientes literales de Dios. Recuerden que la enseñanza de la Iglesia SUD es que Dios el Padre tiene un cuerpo físico de carne y hueso. Si el ser “a la imagen de Dios” significa que tenemos un cuerpo humano muy similar al suyo (aunque el de él es mejor), uno pensaría que obtuviéramos ese cuerpo cuando él y la madre celestial nos procrearan como sus descendientes literales. Eso es, si Dios es un ser físico y produce hijos literales, uno esperaría que esos hijos fueran seres físicos. Aun el punto de vista de los SUD es que nuestros padres celestiales nos produjeron como sus hijos en el cielo como espíritus y luego Dios hizo cuerpos físicos para Adán y Eva. ¿Acaso los padres terrenales tienen que construir cuerpos para su descendencia? No, porque los padres terrenales con cuerpos físicos producen descendencia que también tiene un cuerpo físico. Entonces, ¿Por qué Dios necesitó hacer cuerpos físicos para su descendencia literal?

El Nuevo Testamento explícitamente niega que todos los seres humanos son hijos de Dios. Jesús enseñó que aquellos que lo rechazaban no eran hijos de Dios, y aún dijo que el diablo era su padre (Juan 8:42-44). El apóstol Juan explicó que “los hijos de Dios” son aquellos que son “nacidos de Dios” a través de la fe en Cristo y que se convirtieron de su vida de pecado, mientras “los hijos del diablo” son aquellos dedicados a una vida de pecado (Juan 1:12-13; 1 Juan 3:1-10; 5:1-2). El apóstol Pablo concluye lo mismo cuando dice que los que creemos en Cristo y tenemos el Espíritu morando en nosotros recibimos “adopción como hijos” (Romanos 8:14-17; Gálatas 3:26-4:7). Así que, la personas no son por naturaleza hijos de Dios. Sino que, todos somos criaturas de Dios, y podemos llegar a ser hijos e hijas de Dios por medio de la adopción y el nacimiento espiritual que viene por medio de la fe en Cristo.

De acuerdo con la Biblia, solo un ser humano existió en el cielo antes de su vida física en la tierra: Cristo Jesús. Juan el Bautista se comparó a él mismo con Jesús respecto a esto cuando dijo: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo es sobre todos” (Juan 3:31). “El que de arriba viene,” quien “viene del cielo” es Cristo Jesús; Juan el Bautista, como el resto de nosotros, “es de la tierra.” A diferencia de nosotros, Jesús “había salido de Dios y a Dios iba” (Juan 13:3). Jesús le dijo a sus discípulos, “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre” (Juan 16:28). Cuando dijo esto, estaba claramente diciendo algo sobre él mismo que no era cierto de ningún otro.

¿Y que de estos versículos?

Existen algunos versículos en la Biblia que parecen tal vez implicar que los seres humanos existieron como espíritus en el cielo. Vamos a ver brevemente a tres de estos versículos.

Dios le dijo a Jeremías, “Antes de que te formase en el vientre te conocí, y antes de que nacieses te santifiqué” (Jeremías 1:5). Ya que Dios sabe todo y conoce a todos desde una perspectiva eterna, este versículo no prueba que Jeremías existió antes del vientre de su madre. Esto es porque este versículo no dice que Jeremías conocía a Dios o haya hecho nada antes de su concepción y nacimiento terrenal. Mas bien, nos dice algo sobre lo que Dios sabía e hizo antes de nuestro nacimiento, no algo sobre que hayamos sabido o hecho nosotros. Otros versículos a veces citados para probar nuestra preexistencia caen en esta misma categoría: hablan sobre lo que Dios hizo por nosotros antes de la creación (por ejemplo, Efesios 1:4).

Hebreos 12:9 se refiere a Dios como “Padre de los espíritus,” pero no dice nada sobre cuando estos “espíritus” empezaron a existir. Tradicionalmente, los Cristianos creen que un ser humano tiene un espíritu (por “dentro”) y un cuerpo físico (por “fuera”). Al decir “los espíritus” el escritor de Hebreos pudiera estarse refiriendo a los espíritus de los justos difuntos que están con Dios ahora esperando la resurrección (ver Hebreos 12:23). Sabemos que “Padre de los espíritus” no significa que Dios literalmente procreó nuestros espíritus, porque inmediatamente antes de este versículo dice, “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿Qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (Hebreos 12:7-8). Así como enseñaron Juan y Pablo, en Hebreos siendo “hijos” de Dios es un privilegio especial dado a aquellos que siguen a Jesús (también vea Hebreos 2:10-14).

Finalmente, Pablo dijo a los filósofos Atenienses:

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres” (Hechos 17:28-29).

En este discurso en Atenas, Pablo citó una línea de un poeta pagano (“Porque linaje suyo somos”) para apoyar su punto que los seres humanos fueron creados para tener una relación especialmente cercana con Dios. Sería un error tomar estas palabras literalmente. En el mismo discurso, Pablo deja claro que Dios es un Ser trascendente que “no habita en templos hechos por manos humanas” (versículo 24). También afirma en este discurso que Dios nos “hizo” (verso 26), algo diferente que decir que Dios nos procreó como su linaje literal.

La doctrina de que preexistimos como espíritus en el cielo y que Dios nos mando aquí para fomentar nuestro desarrollo espiritual no es enseñada en la Biblia.

• ¿Son los dones y talentos que tenemos de Dios de alguna forma menos valiosos si El nos los dio en esta vida mortal en lugar de una preexistencia celestial?

C. Dios Tiene un Plan para Nosotros

Aunque los seres humanos no vienen del cielo, somos muy especiales para Dios y estamos en el centro del plan de Dios para su creación. Dentro de toda las creaturas vivientes en el mundo físico, solo los seres humanos fueron creados “a la imagen de Dios” (Génesis 1:26-27). Lo que esto significa es que Dios creó a los seres humanos para que actuáramos como sus representantes en la tierra, gobernando sobre las otras cosas vivientes en su nombre (Génesis 1:28; Salmos 8:3-8). Dios nos ha dado una posición tremendamente privilegiada y responsable dentro de su creación. El ha dotado a los seres humanos de una combinación de facultades, físicas, emocionales y mentales que los hace únicamente apropiados para ser los reflejos terrenales de Su sabiduría y bondad. El ha concedido a los seres humanos la capacidad para tener perspectiva eterna que trasciende los aspectos meramente biológicos de nuestra existencia. Y aunque no somos ni seremos dioses (Isaías 43:10), Dios tiene un plan para adoptarnos como sus hijos a través de su único Hijo Cristo Jesús (Romanos 8:14-30).

• ¿El hecho de que nos originamos como seres físicos en la tierra, significa que Dios nos ama menos?

Para más estudio:

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