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Por Su Propia Mano, Sobre Papiro: Una nueva visión sobre los papiros de José Smith - Capítulos Cinco y Seis

Por Su Propia Mano, Sobre Papiro: Una nueva visión sobre los papiros de José Smith - Capítulos Cinco y Seis

CAPÍTULO CINCO

Una Identificación y el Vínculo Crítico

Algunas semanas después que la Iglesia SUD adquirió oficialmente loa papiros de José Smith, se permitieron fotografías de tono sepia de los once fragmentos para ser publicados en la revista Improvement Era (febrero 1968). Aunque antes de esto, fotografías de los papiros habían estado disponibles para académicos selectos de la Iglesia y otros,1 esta era la primera exposición real de estos documentos históricos para la membresía en general y todo el público. El efecto de esta develación pública—por lo menos para los miembros de la Iglesia SUD—fue espectacular. Los lectores fueron puestos cara a cara con página tras página de documentos impresionantes y un artículo que parecía una completa respuesta aun para el crítico más persistente. Así, la membresía fue reafirmada de que la Iglesia Mormona y todo lo que enseñó tenía que ser cierto. ¿Por qué causa, podían razonar los mormones, la Iglesia desearía mostrar al mundo estas cosas, a menos que, como siempre habían creído, no hubiera absolutamente nada que esconder? Los eventos recientes ocasionaron que muchos mormones estuvieran agradecidos por este tipo de afirmación de la Iglesia. En lo que resultaba ser una ronda mas del viejo debate de "¿Pudo-José-Smith-realmente-traducir-egipcio-antiguo-o-fue-un-fraude?", un documento oscuro, que había estado olvidado casi ciento treinta años, había salido a la luz. José lo había llamado su "Gramática y Alfabeto del Idioma Egipcio."

"El Alfabeto y Gramática Egipcia" de Smith, como fue llamado, en realidad nunca había estado perdido o extraviado. Durante mucho tiempo simplemente fue ignorado, y más recientemente había sido considerado restringido. Estaba entre esa porción de los primeros registros de la Iglesia que los mormones se las ingeniaron para llevar con ellos cuando dejaron Nauvoo en 1846, y estaba incluido en la lista de materiales registrados en el Diario de la Oficina del Historiador de la Iglesia, que habían sido depositados en la bóveda a prueba de fuego del Historiador en Salt Lake City en 1855. Allí descansó el manuscrito, todo menos olvidado, durante ochenta años, antes de ser "redescubierto" en 1935, durante el curso de una investigación histórica del Dr. Sidney B. Sperry de la Universidad Brigham Young, James R. Clark, estudiante de Sperry y A. William Lund, entonces Ayudante del Historiador de la Iglesia.2

Sin embargo, estos documentos no estaban liberados para el examen o estudio público. De momento su descubrimiento ni siquiera fue anunciado.3 No fue hasta 1938 que al Dr. Sperry se le permitió publicar un par de fotografías, más bien oscuras, de dos páginas de la libreta Alfabeto y Gramática, que contenían parte de una traducción manuscrita del Libro de Abraham. La existencia de la Gramática completa fue solamente insinuada durante muchos años, y únicamente a un puñado selecto de académicos y autoridades dentro de la Iglesia SUD se le permitía el acceso al material.4 Esto a pesar del gran significado histórico anexado a ello por los escritores SUD, como William Berrett, quien orgullosamente le describía en José Smith como "el logro más notable... el desarrollo de una Gramática para el egipcio escrito en forma de jeroglíficos," y "la primer Gramática Egipcia en América."5

Curiosamente, tan tarde como en 1960 (que en ese momento se había sabido por veinticinco años que el "Alfabeto y Gramática" habían sobrevivido y estaban en poder de la Iglesia) el Dr. Sperry hizo la observación en una conferencia de la Perla de Gran Precio en BYU, que no sabía si las autoridades de la Iglesia permitirían o no que fuera publicado, añadiendo que pensaba que "sería un poco prematuro, quizás, hacerlo ahora, hasta que podamos hacer un buen trabajo con ello."6

Otros que habían tenido oportunidad de entrar en contacto con el material, aparentemente no concordaban con la renuencia de la Iglesia sobre el tema. Después en 1965, una copia en microfilm de toda la obra fue "escurrida" a Jerald y Sandra Tanner de la Modern Microfilm Company (ahora Utah Lighthouse Ministry). Los Tanner eran ex mormones que ganaban reputación rápidamente por imprimir documentos relacionados con el mormonismo que, aunque auténticos, incomodaban a los oficiales de la Iglesia. Para 1966 los Tanner habían hecho la primera reimpresión y transcripción fotomecánica completa de todo el Alfabeto y Gramática Egipcios.7

Contrariamente a lo que evidentemente la mayoría de los mormones esperaban, la publicación del Alfabeto y Gramática de ninguna manera sostenía la habilidad de José Smith para traducir el egipcio antiguo. Todo lo contrario, porque el libro resultó ser nada más que un galimatías sin sentido, página tras página. Aunque en un tiempo aparentemente había tenido éxito en impresionar mentes cándidas, la obra era incapaz de resistir el escrutinio de los expertos.

Los Egiptólogos profesionales a quienes se les envió el Alfabeto y Gramática para su examen, estuvieron prestos a señalar que el material en la libreta de José Smith no guardaba ninguna semejanza a cualquier correcto entendimiento del idioma egipcio antiguo. Uno de ellos, I. E. Edwards dijo que toda la obra era "totalmente una pieza de imaginación y carente de cualquier clase de valor científico." Añadió que le recordaban "los escritos de los practicantes psíquicos que algunas veces me envían."8 Hubo muchos veredictos similares, todos confirmando que la persona responsable de lo que Berrett había llamado vehementemente "la primer gramática egipcia en América" no pudo haber comprendido el idioma egipcio antiguo.

No es de extrañar que la oportuna aparición de los papiros (especialmente uno conteniendo el Facsímil No. 1), y la aparente disposición con que los mostró la Iglesia Mormona al mundo, ayudaron para fortalecer la decaída confianza de aquellos que quizás todavía estaban sacudidos por el episodio de la Gramática. Pero las cosas no eran tan simples como parecían, y pronto estuvieron más confundidos. Hasta este momento, un reducido número de personas dentro de la Iglesia durante muchos años habían estado intrigadas por lo que, aparentemente, eran caracteres egipcios escritos en el margen de algunos de los manuscritos originales del Libro de Abraham.*

Ocasionalmente surgían especulaciones sobre su significado,9 pero las figuras estaban toscamente dibujadas y sentían que aparentemente era poco lo que se podía conseguir dedicándoles mucha atención fuera de los círculos académicos. Pero con el creciente número de gente con acceso a fotografías de ciertas páginas de la Gramática, ahora solamente era cuestión de tiempo antes de que algo sorprendente fuera notado: ¡Las figuras en unos de los fragmentos recientemente recuperados por la Iglesia coincidían — en orden — a los encontrados en la traducción manuscrita! En otras palabras, la fuente original (al menos parte de ella) de la que José Smith había traducido el Libro de Abraham ¡había sido identificada!10 Pero, tal vez era mejor ser cauto, porque nadie podía decir con certeza quién había dibujado, en el margen de los manuscritos, lo que parecían ser caracteres egipcios, cuándo lo había hecho o por qué había escogido las figuras de este papiro, sin adorno, maltratado, sobre las demás que estaban disponibles.11 Tal vez no había una conexión real; de ser así, proceder con tal suposición sería una invitación de tiro al ganso. ¿Había alguna otra evidencia que mostrara que el fragmento que el Improvement Era había etiquetado como "Pequeño Papiro Sensen" podía incuestionablemente ser relacionado al Libro de Abraham? Como sucedió, había.

De los once fragmentos de los papiros, a primera vista solamente uno tenía una conexión aparente con el Libro de Abraham (es decir, el origina del cual fue copiado el Facsímil No. 1). Pero ahora, con la atención puesta también en el papiro "Pequeño Sensen", se hizo obvio al menos para uno de los egiptólogos profesionales, no-mormón, que estudiaba el material, el Dr. Klaus Baer del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, que los dos fragmentos habían estado unidos para formar uno solo, una sección más grande del rollo. "Parecen haber sido cortados después de ser pegados (en el papel de atrás)," escribió Baer después de estudiar detenidamente las fotografías. Poco después podía confirmar su teoría por medio de un examen físico de los fragmentos. Encontró que la orilla derecha del papiro "Pequeño Sensen" (Papiro José Smith XI) en realidad había estado unido a la orilla izquierda del fragmento del cual había sido copiado el Facsímil No. 1 (Papiro José Smith I).

De hecho, el descubrimiento del Dr. Baer encaja perfectamente con las descripciones del rollo de papiro del Libro de Abraham, que se describen el mismo libro:

... y que pueden tener un conocimiento de este altar. Les referiré a la representación (dibujo) al principio de este registro (Libro de Abraham 1:12).

Una referencia similar al Facsímil No. 1 se encuentra dos versículos más adelante:

Para que puedan comprender a estos dioses (que están frente al altar que mencioné), les he dado su apariencia en las figuras al principio (de este libro) (Libro de Abraham 1:14)

Para apreciar la importancia de estas declaraciones uno debe tener en mente que, contrario al inglés, el antiguo egipcio hierático (como el hebreo) se escribía de derecha a izquierda, de manera que la historia o el mensaje en un rollo se inicia en la orilla derecha y avanza hacia la izquierda. Así, las declaraciones anteriores nos dicen que la "representación," o dibujo, de un altar y dioses egipcios ocurren al principio, u orilla derecha del rollo del Libro de Abraham (el "principio del registro"), con la historia que luego procedía de derecha a izquierda por todo el material de la pieza de papiro.

Una mirada a la composición fotográfica del rollo de papiro del Libro de Abraham, en las páginas 33 y 51, muestra que los fragmentos I y XI, de los papiros de José Smith, efectivamente encajan a la perfección, como descubrió el Dr. Baer y que uniéndolos resulta en una disposición como la descrita en las citas anteriores del Libro de Abraham, con un dibujo al principio o lado derecho del rollo.

Claramente el Papiro José Smith Xi — el papiro "Pequeño Sensen" — también fue una parte del rollo del Libro de Abraham como el Fragmento del Facsímil No. 1.

CAPÍTULO SEIS

El Principio de la Desilusión

Finalmente el escenario estaba montado para resolver la larga, complicada, historia de los papiros del Libro de Abraham: el antiguo idioma de los jeroglíficos egipcios había sido descifrado por los académicos, los papiros originales de José Smith habían sido redescubiertos y estaban disponibles para el estudio, y los tres manuscritos de la traducción identificaban a los fragmentos específicos de los que había sido tomado el texto del Libro de Abraham, también proveían una guía de cómo el Profeta había relacionado los símbolos egipcios para la traducción al inglés. Todos los requisitos para la validación que, tanto los partidarios como los críticos de la Iglesia SUD, habían insistido en los últimos cien años, habían sido encontrados. La cuestión de si José Smith estaba diciendo o no la verdad, por fin podía ser determinada.

Pero estaba en juego más que la reputación de José Smith. Más aun que la validez del Libro de Abraham. En la balanza estaba todo el sistema religioso establecido por José Smith. Al fin podía probarse si el mormonismo era verdadero o falso.

Dentro de la Iglesia las opiniones estaban divididas sobre el punto de cuál era la dirección para proceder. Ya que, desafortunadamente, parecía no haber egiptólogos calificados dentro de la Iglesia, tanto el Dr. Sperry como el Dr. Clark de la Universidad de Brigham Young recomendaron que se consultara a un profesional para trabajar con los papiros. Fue sugerido el Dr. John A. Wilson de la Universidad de Chicago, un hombre brillante que había servido dos veces como Director del Instituto Oriental de la Universidad, pero los líderes SUD estaban incómodos con permitir que un académico no-mormón hiciera la traducción. Los papiros permanecerán bajo control de la Iglesia en la Universidad de Brigham Young, y al final de 1967 la tarea de estudiar y traducirlos había caído principalmente en el Dr. Hugh Nibley de la BYU.

Por todas las apariencias, la selección del Dr. Nibley para el proyecto parecía excelente. Nibley, un académico intenso, profundamente dedicado, era tal vez el más totalmente versado, que cualquiera de sus contemporáneos SUD, en el estudio de las escrituras antiguas. Tenía buenos conocimientos del latín, griego, hebreo, sirio, babilonio, ruso, francés alemán, árabe y copto. Más importante, había escrito una cantidad impresionante de libros que trataban sobre la interpretación de las escrituras SUD, doctrina y respuestas a varias "áreas problemáticas" levantadas por los críticos de la Iglesia. Sin embargo, el Dr. Nibley no era un egiptólogo, como él era el primero en admitirlo. El idioma egipcio antiguo es un área de estudio única, que es extremadamente difícil de dominar. Nibley debe haberse dado cuenta que su experiencia con otros idiomas sería de poca ayuda al trabajar con los papiros, porque poco después de saber de su existencia (y mucho antes de que su descubrimiento fuera anunciado públicamente) había comenzado a estudiar egipcio en Chicago con el Dr. John A. Wilson.2 Este "principio" en la antigua lengua sin duda era útil para Nibley, pero sin embargo era totalmente inadecuado y se hallaba a sí mismo descalificado para tratar por su cuenta con los papiros.

Afortunadamente, pronto iba a aparecer ayuda dentro de la Iglesia. En algún momento a principio de 1967, Nibley había comenzado a tener correspondencia con un élder mormón llamado Dee Jay Nelson, explicando que había estado involucrado en el estudio de la egiptología durante unos veinte años y que había adquirido un excelente conocimiento funcional del egipcio antiguo a través de años de trabajo de campo bajo el finado egiptólogo egipcio Zakaria Goneim. Durante muchos años Goneim había sido Conservador de las Antigüedades en la Necrópolis de Saqqara. Era obvio para Nibley que el Elder Nelson probablemente era el único Santo de los Últimos Días disponible con suficiente experiencia para traducir los papiros.13

En una carta fechada en junio 27 de 1967, el Dr. Nibley le dijo a Nelson:

No veo ninguna razón en el mundo por la cual usted no deba ser incluido en la confianza de los Hermanos si esta cosa alguna vez sale a la luz; de hecho, usted sería enormemente útil para la Iglesia … Como sabe, hay grupos en Salt Lake que claman a gritos por un enfrentamiento sobre la P. G. P. (Perla de Gran Precio, de la que es parte el Libro de Abraham); si ellos tienen su vía, nosotros tenemos que unirnos …4

Y esto es justo lo que hicieron. Finalmente los dos hombres se encontraron en BYU a principios de enero de 1968, donde examinaron los papiros originales. Probablemente para entonces el Dr. Nibley había podido desarrollar una base de conocimientos suficientes en egipcio elemental como para poder hacer un juicio justo sobre las habilidades de Nelson. Aparentemente complacido y satisfecho con Nelson, Nibley le envió, con una recomendación escrita, a entrevistarse con el Apóstol SUD N. Eldon Tanner en las oficinas generales en Salt Lake City. Ahí obtuvo Nelson uno de los juegos especiales de fotografías de los papiros que entonces eran liberadas selectivamente, únicamente para propósitos relacionados con la Iglesia.5

Confiados en que pronto llegaría una traducción, los editores de la revista de la Iglesia, Improvement Era, prepararon la edición de febrero de 1968, llena de una impresionante colección de fotografías del papiro del Libro de Abraham y la promesa de que en artículos futuros el Dr. Nibley revelaría "el significado de los jeroglíficos y las ilustraciones en estos valiosos manuscritos."6

Mientras tanto, dos cosas se aclararon para quienes trabajaban con los papiros. Primero: dos fragmentos clave de los papiros formaban una sola pieza. Y segundo: estos fragmentos podían estar relacionados al Libro de Abraham. Sin embargo, Nelson que ahora estaba por terminar sus traducciones, supo algo que le perturbó grandemente: los papiros (incluso el Facsímil No. 1 y el fragmento Pequeño Sensen) no solamente no contenían el Libro de Abraham, sino que no había la más remota conexión entre sus contenidos y Abraham, simplemente eran documentos funerarios egipcios ordinarios, nada más y nada menos.

Nelson dijo lo mismo cuando envió los resultados de su trabajo a la Iglesia SUD, enviando copias por correo a Nibley y Tanner.

[Nota: Aunque la traducción de Nelson se consideraba correcta y precisa por Nibley y otros (aunque no apropiado para ser publicada por la Iglesia SUD), tanto Nelson y su trabajo pronto fue atacado por miembros de la iglesia mormona. Este ocurrió cuando su asociación con los papiros hizo que Nelson y su familia perdiera fe en el Mormonismo y resignar su membresía en la iglesia SUD (vea Parte III, Reacciones SUD).]

La Iglesia declinó el ofrecimiento para publicar los hallazgos de Nelson, a menos que se hiciera una revisión sustancial o una explicación sobre ellas hecha de antemano, condiciones que Nelson sintió que no podía aceptar.7 Todavía el Dr. Nibley elogió el trabajo de Nelson (inclusive citó una porción de él) en la edición de Primavera de 1968 de la publicación Brigham Young University Studies, llamándola una "pieza de trabajo consciente y valerosa," y señalando que suplía a los estudiantes con una "traducción útil y fidedigna de los papiros disponibles que en una ocasión pertenecieron a José Smith." Pero cuando lo presionaron sobre el por qué no estaba disponible una traducción desde la Iglesia — en realidad, por qué no habían procedido con toda prisa para hacer tal traducción — Nibley desconcertó a sus lectores al admitir que "es incierto si una traducción pudiera hacer tanto bien como daño."

Tales comentarios de Nibley, y sus observaciones con relación a Nelson, probablemente fueron impulsadas por el hecho de que el trabajo de traducción de Nelson había estado en la imprenta desde el primero de abril, a pesar del hecho que la Iglesia SUD había rechazado la publicación. Cuando su propia iglesia hubo rechazado su trabajo, Nelson ofreció su traducción y conclusiones a Jerald y Sandra Tanner, quienes estuvieron complacidos de publicar su trabajo, ya que ellos tenían desde antes el Alfabeto y Gramática Egipcios. Mientras que habría sido inútil para Nibley o cualquier otro, poner en tela de juicio tal traducción hasta ser verificada por otros, con el paso del tiempo, era un punto doloroso entre los SUD que una imprenta considerada "hostil" a la Iglesia hubiera sido la primera en publicar una traducción de los papiros. Inclusive, ¡la publicación por académicos neutrales no-mormones hubiera sido preferible a eso!

Fue en este punto, y con este pensamiento en la mente, que los editores de Dialogue: A Journal of Mormon Thought [D8 álogo: Un Diario del Pensamiento Mormón], decidieron acercarse a unos renombrados egiptólogos, solicitando sus interpretaciones de los papiros de José Smith.8 este fue un paso dramático y atrevido, porque Diálogo no es una publicación oficial de la Iglesia SUD. Más bien, es una revista controlada privadamente, usada como vehículo por la "inteligencia" mormona para discutir tópicos controvertidos, no explorados a profundidad por las publicaciones controladas por la Iglesia, como el Improvement Era . En más de una ocasión en el pasado, el Diálogo había presentado artículos tratando temas "delicados" tales como la poligamia y las enseñanzas de Adán-Dios de Brigham Young, y así habían centrado el disgusto de varias Autoridades Generales sobre los miembros de su mesa editorial. (Uno de los editores de Diálogo admitió después que había temido tal confrontación con las Autoridades de la Iglesia sobre un plan para publicar las traducciones de los papiros de José Smith. Cuando se produjo, la Iglesia permaneció en silencio sobre el tema y no hubo oposición al artículo.)9

Sin embargo, Nibley estaba resto para advertir a los Santos contra atribuir demasiada importancia a las interpretaciones de los académicos. Cuando comenzaron a llegar los reportes — del Dr. John A. Wilson (Universidad de Chicago) y del Profesor Richard Parker (Universidad Borwn), cada uno proporcionando traducciones del papiro "Pequeño Sensen," concordaron en todo lo esencial con Nelson. En este punto, Nibley comenzó a cambiar el enfoque de su propio trabajo. En vez de enfatizar un estudio objetivo de los mismos papiros, comenzó a desarrollar varias teorías sobre cómo pudo haber sido producido el Libro de Abraham además de ser el resultado de "una ‘traducción’ en cualquier sentido aceptado de la palabra."10 después que se publicaron las traducciones y comentarios de Wilson y Parker, Nibley escribió un artículo en la edición Verano 1968 del Diálogo.

Hoy nadie reclama que José Smith obtuvo su información por medio de canales escolares ordinarios. En ese caso, uno se pregunta cómo, cualquier cantidad de revisiones por medio de canales académicos ordinarios, nos va a llevar muy lejos.

Los artículos de Nibley en el Improvement Era continuaron por más de dos años (enero 1968 — mayo 1970). En ellos, su generoso despliegue de academicismo le retrataba como confiable y capaz, y ello creó muchas expectativas favorables en la Iglesia. Pero, contrario a lo prometido a los lectores SUD, Nibley nunca proporcionó una traducción de cualesquiera de los papiros en estos artículos del Improvement Era. Mientras tanto, Nelson armado con sus traducciones publicadas, un don para hablar en público y una debilidad por el exhibicionismo, comenzó a dar conferencias sobre su exclusivo trabajo con los papiros del Libro de Abraham. Y entre más conferencias más embellecía sus credenciales y logros pasados.11

Así, mientras Nibley y Nelson se establecían en cursos muy diferentes, las acciones de ambos servían para oscurecer el tema vital en la controversia que tenían: la evidencia real de los papiros mismos.




Por su propio mano en papiro: Lea capítulos 7-8 aquí.