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Ese no es la única pregunta interesante, pero probablemente es la más importante. La mayoría de los no mormones tienen poca oportunidad de pensar sobre el mormonismo, y quienes lo hacen tienden hacia pensamientos claramente negativos. A pesar de que existe esta cosa curiosa de años recientes, que muchos cristianos conservadores reciben cálidamente a los mormones como aliados en varias tareas culturales. Por citar un ejemplo reciente, existía una alianza de católicos, evangélicos y mormones que era un instrumento para persuadir a la gente de Hawaii para rechazar el matrimonio del mismo sexo. Hace una pocas ediciones, publicamos un artículo de un doctor mormón presentando la causa de la Planeación Natural de la Familia y recibió quemantes cartas de protesta. Creíamos que el hecho de que el argumento no era promovido por un católico lo haría más persuasivo para algunos. Pero, por lo menos algunos lectores, no lo vieron de esa manera. ¿No sabíamos que los mormones son enemigos de Cristo y su Iglesia? Tales puntos de vista son más fuertes en el noroeste y, cada vez más, en el suroeste en donde la presencia mormona es una fuerza que hay que tener en cuenta.
La nuestra es una empresa interreligiosa, básica pero no exclusivamente judía y cristiana. El Dr. Bruce Hafen está en nuestro Consejo Consultivo Editorial. Ha ocupado importantes posiciones en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD), incluso la de director y decano de la escuela de leyes en la Universidad Brigham Young. No puedo decir que muchos de mis amigos son mormones, pero algunos lo son. Estamos obligados a respetar la dignidad humana siempre y a declarar formalmente los criterios comunes de la verdad donde quiera que los encontremos. En donde discrepamos debemos tratar de poner la mejor interpretación posible sobre la posición del otro, en tanto no recortemos la verdad. Eso llegará a ser más importante en tanto los mormones estén más presentes, en este país y en el mundo. Actualmente hay como diez millones de ellos, con casi la mita de la membresía en Estados Unidos. El sociólogo Rodney Stark, un no mormón con fuertes conexiones personales a la SUD, predice que, sobre la base de los patrones actuales de crecimiento, habrá más de 265 millones de mormones al final de este siglo, haciéndola la religión nueva más importante en la historia del mundo desde el Islam. Por razones que expondré, creo que eso es improbable. Póngalo de otra manera, si eso sucede, el mormonismo será algo dramáticamente diferente de lo que ha sido durante el último siglo y medio.
Hace algún tiempo nos mandaron para revisión la Enciclopedia del Mormonismo: La Historia, Escritura, Doctrina y Procedimientos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es un enorme juego de cinco volúmenes, extensamente escrita por profesores de la Brigham Young; no estabamos seguros qué hacer con ella, pero he estado leyéndola con gran beneficio. Luego viene un gran libro nuevo de Richard N. Ostling, América Mormona: El Poder y la Promesa (Mormon America: The Power and the Promise), publicado por Harper San Francisco (454 pp., US $26). Es una admirable pieza de trabajo y probablemente sea la mejor introducción general para el mormonismo en los próximos años. Los Ostling son protestantes evangélicos. Dick durante muchos años fue editor de religión en el Time y actualmente cubre religión para la Associated Press. He tenido frecuentes oportunidades para decir que es uno de los dos o tres mejores reporteros de religión en el país. Joan es una escritora independiente con antecedentes en la práctica y la enseñanza del periodismo. Lo que han logrado con este libro asiduamente investigado y de muy fácil lectura, nos pone a todos en deuda con ellos. Aparentemente los poderes que están en Salt Lake City están ambivalentes sobre el libro, pero probablemente es un tratamiento tan concienzudo y justo de los SUD, por no miembros, como el que pudieran obtener.
Mucho para Admirar
Los Ostling encuentran mucho para admirar. El mormonismo les da un significado totalmente nuevo para ser "pro-familia." En la creencia mormona las familias son, completamente literal, eternas. Apoderados son bautizados a nombre de los muertos y las familias y parientes esperan continuar viviendo juntos y procrear en una eternidad celestial. Todos los niños son bautizados a la edad de ocho años, y a los doce los muchachos (las chicas no son admitidas) toman su lugar de responsabilidad y estatus al entrar al primer nivel del sacerdocio — el sacerdocio, de acuerdo a José Smith, había sido restaurado por Juan el Bautista en el estado de Nueva York en 1829. Así como el Bar Mitzvah entre los judíos, y la confirmación entre los cristianos, con demasiada frecuencia significa que los jóvenes se gradúan de sus responsabilidades religiosas, la juventud mormona, en ese punto de la vida, se gradúa a las intensas y claramente definidas responsabilidades dentro de la comunidad. También amplia y justamente admirado es el sistema de bienestar, por medio del cual la comunidad cuida de los suyos cuando caen en dificultades económicas o de otro tipo. Actualmente, en un tiempo de prosperidad económica, solamente cerca del 5 por ciento requiere ayuda del sistema de bienestar. (Un dato, interesantemente, paralelo con la famosa afirmación de Edward Banfield sobre el porcentaje de gente en cualquier sociedad que nunca podrá salir adelante por sí misma.)
No hay negativa que la prohibición de alcohol, tabaco y cafeína tiene una recompensa. Los mormones viven, en promedio, de ocho a diez años más que otros americanos, y la tasa de muerte por cáncer y enfermedades cardiovasculares están por la mitad de la población general. Por supuesto, es justo notar que mueren de otras cosas, y uno puede hacer su propio cálculo sobre el valor del riesgo de tomar un whiskey antes de la comida y un puro después, no se preocupe por el café matutino. (El estudio longitudinal más reciente de Harvard encontró la correlación positiva más fuerte entre la salud y los hábitos es el consumo diario como de tres onzas de vino o licor. Imagínese.) Además, un énfasis fuerte sobre la castidad reduce agudamente las enfermedades de transmisión sexual, mientras que una comunidad estrechamente unida y apoyadora, hacen raro el homicidio y el suicidio. Júntelo todo y uno concluye que el mormonismo es bueno para su salud física. Si es bueno para su salud espiritual, es un asunto discutible. (También debe notarse que los datos médicos sobre los comprometidos fuertemente en otras comunidades religiosas son comparables con los hallazgos mormones.)
Hay otras cosas para admirar. La Universidad Brigham Young, por ejemplo, donde, debido a los muchos subsidios de la iglesia, los jóvenes mormones obtienen el paquete completo (instrucción, hospedaje, asesoría, etc.) por menos de US$10 000 al año. El boleto es ligeramente mayor para los no mormones, pero hay pocos que lo tomen. También está el Sistema Educativo de la Iglesia que involucra a cientos de miles en programas de educación continua, aquí y alrededor del mundo. Ni el más severo de los críticos puede negar la energía, el entusiasmo y la organización de los SUD en su celo misionero, y en su dramática presentación de su pintoresca historia, ya sea a través del Coro Mormón del Tabernáculo o desfiles cívicos anuales representando los episodios clave de sus historias sagradas. En un mundo que parece estar grandemente a la deriva, no es cualquier cosa ser parte de una cruzada organizada en la que usted y aquellos cercanos a usted ven su vida como crucial para descifrar el drama cósmico.
Restaurando la Iglesia
La SUD es, entre otras cosas, un gran negocio estrechamente controlado desde la cumbre. Si uno cree que toda la empresa está basada sobre la revelación que es interpretada autorizadamente por oficiales divinamente nombrados, tiene sentido que el control debe ser de arriba hacia abajo. La SUD asegura que Dios escogió a José Smith para reestablecer la Iglesia de Jesucristo después que había desaparecido unos 1700 años antes, después de la muerte de los primeros apóstoles. Para complicar algo el cuadro, la obra bíblica de Dios se extendió a las Américas cerca del 2000 A. C. y continuó aquí hasta el 421 D. C. Esto es de acuerdo al Libro de Mormón, las escrituras dadas por el Ángel Moroni a José Smith sobre tabletas de oro. Los indios americanos son llamados lamanitas y son una parte de las Diez Tribus Perdidas de Israel. Jesús vino a predicar a estos indios y durante un tiempo largo hubo aquí una iglesia floreciente hasta que cayó en la apostasía, solo para ser restaurada, como predijeron las tabletas de oro, por José Smith. Además para dar nuevas escrituras, Dios comisionó a Smith para revisar la Biblia, el texto que había sido corrompido a través de los siglos por los judíos y los cristianos.
El actual Quórum de los Doce Apóstoles es, presuntamente, en sucesión directa a Smith, y la Primera Presidencia reclama poderes que habrían hecho a San Pedro, sin importar sus sucesores, enrojecer. La alta jerarquía está compuesta, con pocas excepciones, de hombres experimentados en los negocios y sin capacitación formal en teología o disciplinas relacionadas. El Presidente (que también es profeta, vidente y revelador) es el apóstol más antiguo, lo cual significa que algunas veces es verdaderamente viejo y mucho más allá de su plenitud. Las decisiones son tomadas en el más riguroso secreto, levantando inevitablemente teorías de sospecha y conspiración entre los no miembros y una importante cantidad de miembros. Los ingresos de diezmos, inversiones y empresas mormonas han erigido lo que los Ostling dicen "puede ser la máquina eclesiástica de dinero más eficiente sobre la tierra." Apoyan, con investigación cuidadosamente detallada, su estimado "conservador" que los bienes SUD están en el rango de US$25-30 billones.
Protegiendo las Historias
Pero, por supuesto, el control más importante está sobre las historias sagradas y las afirmaciones de las verdades relacionadas, sobre las cuales descansa toda la empresa. De lo revelador de la historia, Orwell escribe: "El que controla el pasado controla el futuro y el que controla el presente controla el pasado." Los Ostling dedican una gran cantidad de atención a los "disidentes y exiliados" que han tratado de contar honestamente las historias sagradas y de una manera que puedan traerles a la conversación con otras historias del mundo. Algunos pueden pensar que los Ostling dedican demasiada atención a estos "revoltosos," pero creo que no. En mi limitada experiencia, por ejemplo, con gente asociada con la publicación Sunstone, estos son mormones devotos que están embargados con la intuición correcta de que la verdad debe ser protegida dentro del círculo de los verdaderos creyentes, que inteligentemente no pueden comprometerse en un examen crítico de no miembros, es en algún sentido fundamental verdaderamente dudoso.
Algunos de los "disidentes y exiliados" pueden ser desechables como revoltosos, una especie demasiado familiar en otras comunidades religiosas también. Espero, sin embargo, que lo que la mayoría de estas personas están tratando de hacer sea mucho más importante para los futuros posibles de los SUD que todos los billones en bienes, programas masivos de construcción y las campañas misioneras ambiciosamente organizadas, combinadas.
Dar un relato creíble de las historias sagradas y las afirmaciones de verdad no es una tarea fácil. Para no señalar demasiado sobre ello, las historias fundamentales y las doctrinas del mormonismo parecen a los de afuera como una bizarra fantasmagoría de febril imaginación religiosa no exenta del toque de genio perverso. Germinada en el "ardiente distrito" del norteño estado de Nueva York, en la primera mitad del siglo diecinueve, en donde la nuevas religiones y espiritualidades produjeron verdadero bosque de nuevas revelaciones, las afirmaciones de José Smith representan un vuelco particularmente sorprendente del caleidoscopio de posibilidades religiosas. En 1831, Alexander Campbell, cofundador de los Discípulos de Cristo, dijo que Smith pegó "cada error y casi cada verdad discutida en Nueva York durante los pasados diez años." Muchas de las enseñanzas reflejan el Protestantismo liberal de la época, incluso las fiebres Trascendental y Gnóstica que estaban en el aire: por ej. Un Dios en proceso de llegar a ser, la revelación progresiva, la negación del pecado original y el desmesurado optimismo sobre la perfectibilidad del hombre. Mezclado con el descubrimiento de las tabletas doradas escritas en un idioma misterioso, la aparición corporal de Dios el Padre y el Hijo, apariciones angelicales y una dosis liberal de ritual y jerga masónica, y el resultado es completa y simplemente fantástico. La cuestión es, por supuesto, si es verdadero.
¿Verdadero en qué sentido? Es verdadero en el sentido que es significativo para quienes lo creen sin sentido crítico, y aun para las almas más críticas que abrazan a la comunidad cuyos fabulosos hallazgos, sostienen, señala hacia verdades más altas. En la versión convencional, controlada por las autoridades SUD, es verdadero si usted cree que es verdadero. De esta manera la puerta trasera está cerrada contra la razón potencialmente subversiva. Una respuesta posible es decir que finalmente toda religión está basada sobre la fe y es incapaz de demostración racional. ¿No dijo San Pablo que el evangelio de Cristo es "tontería" de acuerdo a la sabiduría del mundo? Por supuesto que sí. Pero cada parte de la tradicional historia cristiana ha sido y está sujeta al examen crítico, lo mismo por creyentes y no creyentes. Y ese examen, con sus desacuerdos relacionados, seguirán hasta el fin del tiempo. Durante dos mil años, desde Orígenes y Agustín hasta Anselmo, Aquino, Newman, Barth y Balthasar, los reclamos de verdad del cristianismo han suscitado, con máxima intensidad y sofisticación, interpretaciones alternativas y opuestas de la realidad. En resumen, hay una tradición intelectual cristiana muy larga. No hay, o al menos hasta muy recientemente, una tradición mormona así. Y quienes están interesados en alentar tal investigación, normalmente se encuentra en la compañía de los "disidentes y exiliados." Tenga en mente, sin embargo, que el mormonismo aun no tiene dos siglos de edad. Hoy un intelectual mormón bastante joven es, con relación a la época de José Smith, más o menos comparable con Orígenes con relación a los apóstoles.
Pero su tarea es mucho más difícil que la de Irineo, Orígenes y muchos otros de los primero pensadores cristiano. Por ejemplo, existe el hecho incomparablemente incómodo de que ni una sola persona, lugar o evento que sea peculiar del Libro de Mormón, jamás se ha probado que exista. Fuera del fanum de creyentes verdaderos, estas anécdotas no pueden ayudar sino que parecen ser de la fantasía y la invención. Más aun, existe una tradición corrosiva de hacer creer en los SUD, tal como la afirmación que José Smith tradujo el Libro de Abraham, un libro que dijo había sido escrito por Abraham, de papiros egipcios que luego se demostró que no eran sino inscripciones funerarias convencionales.
La expurgada historia del mormonismo promovida por la SUD trata de ocultar tanto que no puede ser ocultado. Los Ostling deben ser alabados por resistir el sensacionalismo al relatar la sensacional historia de la poligamia en la SUD, incluyendo el coercitivo uso de amenazas de condenación eterna de José Smith para procurarse a las mujeres jóvenes que deseaba como esposas adicionales. (A este respecto, la Enciclopedia quasi oficial, es también considerablemente más cándida que las usuales presentaciones SUD.) Y ¿cómo pueden, excepto por medio de una practicada esquizofrenia, los académicos bíblicos SUD involucrarse con otros académicos si se les requiere dar crédito al estatus normativo de la "traducción" de Smith (i.e. reescribir) de la Biblia King James? Hay una larga lista de particulares en los obstáculos formidables que deben superarse si se quiere asegurar algo como una tradición intelectual, y no es el menor de los obstáculos la historia del liderato SUD al reforzar con mendacidad el carácter secreto. Tomar nota de esta realidades no es para negar el valor moral frecuente, heroísmo en verdad, de los primeros líderes, o de la devoción continua y el talento de sus sucesores.
Celo Misionero
La SUD es muy dada a la promoción, y no es sorpresa que sus líderes disfruten de las proyecciones del crecimiento casi exponencial como el ofrecido por Rodney Stark. No se puede sino estar impresionado por los miles de jóvenes mormones limpios y aliñados que van a la misión, de dos en dos, tocando las puertas del mundo, pero los Ostling atentamente ponen esta empresa misionera en perspectiva al compararla con la empresa muchas veces más grande de varios grupos cristianos, notando también que, a diferencia de los mormones, no se limitan para ganar conversos sino ministrar a los iletrados, los pobres, y otros en necesidad. Más aun, estos esfuerzos cristianos resultan en iglesias indígenas grandes y crecientes que suscitan y transforman culturas locales, mientras que la misión mormona, controlada totalmente y dirigida desde Salt Lake City, es casi tan puro ejemplo del imperialismo cultural americano como pueda imaginarse, si bien un benevolentemente pretendido imperialismo.
Parece también que las cifras del crecimiento mormón están considerablemente infladas, no tomándose en cuenta los cambios de bando masivos por la puerta trasera, especialmente en los países en desarrollo. Los Ostling observan: "El mormonismo tiene éxito al construir sobre una cultura cristiana preexistente y por ser vistos como una expansión, atrayendo conversos por medio de una forma de sincretismo. El mormonismo florece mejor en escenarios con alguna cristianización previa." Hay, en este punto de vista, una dinámica parásita en el crecimiento mormón. Sin embargo los Ostling sugieren que, pese a los problemas doctrinales y demográficos, el mormonismo puede continuar prosperando. "La nuestra es una era relacional," escriben, "no una conceptual. Los miembros son más probables de ser atraídos por los medios de comunicación y la comunidad que por las afirmaciones de verdad. Los adherentes parecen estar satisfechos o dóciles en su descontento, excepto por algunos miles de intelectuales." No estoy tan seguro, y eso nos trae a la cuestión abierta de si el mormonismo es cristiano o una nueva religión fundada ligeramente sobre fábulas y sostenida por medio de una dirección autoritaria. Tal vez el nuestro es un tiempo en que la verdad no importa tanto en términos de florecimiento institucional, un tiempo en que las comunidades pueden llevarse bien con mentiras, si no particularmente nobles, útiles. Pero no debemos resignarnos fácilmente con esa conclusión.
Una Pregunta Insultante
Preguntar si el mormonismo es cristiano o los mormones son cristianos (una pregunta ligeramente diferente) es pensar ser insultante. "¿Cómo puede preguntar eso," protesta un amigo mormón, "cuando claramente amamos tanto al Señor Jesús?" Es verdad que San Pablo dice que nadie puede decir "Jesús es Señor" excepto por medio del Espíritu Santo (1Corintios 12:3). Pero eso solamente indica que aspectos de la fe mormona están tocados por el Espíritu Santo, como lo está todo elemento de la verdad sin importar dónde se encuentre. Un académico mormón declara que hacer nuestra pregunta "es un poco como preguntar si los afroamericanos son humanos." No, no es ni un poco como eso. "Cristiano," en este contexto, no es honorífico sino descriptivo. Nadie cuestiona si los mormones son humanos. Decir que los judíos, musulmanes o budistas no son cristianos no es un insulto. Es una declaración de hecho, verdaderamente de respeto por su diferencia. La cuestión es si ese es un hecho y una diferencia que aplica también al mormonismo.
La pregunta, hecha por mormones, es volteada: Los no mormones que afirman ser cristianos ¿de hecho lo son? La enfática y repetida respuesta de las escrituras mormonas y la enseñanza oficial de la SUD es que no lo somos. Somos miembros de la "iglesia grande y abominable" que edificada por medio de fraudes e impostores después de la muerte de los primeros apóstoles. La verdadera iglesia y el verdadero cristianismo dejaron de existir, excepto por su interludio de los indios americanos, hasta que fue redescubierto reestablecido por José Smith en el norteño estado de Nueva York, y sus afirmaciones serán vindicadas cuando regrese Jesús, más pronto que tarde, en una intersección proféticamente especificada en el Condado de Jackson, Missouri.
Los Ostling, de manera común entre los protestantes evangélicos, dirige la cuestión de si los mormones son cristianos, exclusivamente en términos de doctrina. El mormonismo asegura que Dios es un hombre exaltado, no diferente en clase como el Creador es diferente de la criatura. La afirmación mormona es "Lo que Dios era, somos. Lo que Dios es, llegaremos a ser." Relacionado a esto es la enseñanza de que el mundo no fue creado ex nihilo, sino organizado a su forma presente, y que el pecado en el Jardín de Edén, lejos de ser la fuente del pecado original, fue un paso para llegar a ser lo que Dios es. Además, el mormonismo enseña que hay una pluralidad de dioses. A los mormones les disgusta el término "politeísmo," prefiriendo "henoteísmo," significando que hay un Dios cabeza que es adorado como supremo. Si la doctrina cristiana es resumida, por ejemplo, en el Credo de los Apóstoles, como es entendido por el cristianismo histórico, la enseñanza oficial SUD le agrega al credo, desviándose de él, o se opone directamente a él artículo por artículo.
La enseñanza SUD que los creyentes están en camino para llegar a ser dioses tiene, por supuesto, interesantes conexiones con los primero padres de la iglesia y su enseñanza sobre "theosis" o "deificación," una enseñanza tradicionalmente más acentuada en el cristianismo de oriente que en el de occidente, pero afirmada teológicamente por ambos. Algunos pensadores mormones han proseguido sobre esas conexiones e incluso han reclutado, no muy convincentemente, a C. S. Lewis en apoyo de la doctrina SUD. (Lewis simplemente ofrece repetidas frases retóricas sobre las enseñanzas cristianas clásicas y de ninguna manera sugiere una equivalencia ontológica entre Creador y criatura.)
El Cristianismo y la Historia de los Cristianos
Más allá de estos asuntos doctrinales, tan inestimablemente importantes como son, uno debe preguntar qué significa ser cristiano, si uno rechaza los dos mil años de historia de lo que de hecho es el cristianismo. El cristianismo es ineludiblemente doctrinal, pero es más que doctrinas. Si fuera solamente un conjunto de doctrinas, el cristianismo hubiera llegado a ser otra escuela de filosofía, muy parecida a otras escuelas filosóficas del mundo grecorromano. El cristianismo es el pasado y la realidad presente de la sociedad compuesta de gentes cristianas. Como dice el Credo Niceno: "Creemos en una Iglesia, santa, católica y apostólica." Esa realidad abarca la doctrina, ministerio y regla de vida. Los cristianos no concuerdan en dónde es que esa Iglesia va a estar localizada, históricamente y en el presente, pero casi todos están de acuerdo en que va a ser identificada con la Gran Tradición definida por la era apostólica a través de, por lo menos, los primeros cuatro concilios ecuménicos, y continuando de diversas formas hasta el presente día. Ese es el cristianismo que la SUD rechaza y condena como una abominación y fraude.
Sin embargo el mormonismo está inexplicablemente separado del cristianismo y las peculiares permutaciones del cristianismo protestante en la América del siglo diecinueve. En este sentido puede ser visto como un derivado cristiano. Puede ser llamado herejía cristiana, excepto que la herejía normalmente es una desviación dentro de la Gran Tradición que el mormonismo rechaza tout court. O el mormonismo puede ser visto como una apostasía cristiana. Antes de su muerte en 1844, José Smith fue enfrentado con muchas apostasías dentro de las filas mormonas, y desde entonces ha habido más de cien cismas entre quienes reclaman ser sus verdaderos herederos. Todavía hoy, los líderes SUD citan a Smith cuando censuran o excomulgan críticos. Por ejemplo, esto es de Smith: "Aquel hombre que se levanta y condena a otros, encontrando culpa en la Iglesia, diciendo que están fuera del camino, en tanto que él es justo, entonces, sepan por seguro, que ese hombre está en el camino de la apostasía."
Con respecto a la existencia real del cristianismo que es la Iglesia, las palabras se aplican de sobra a José Smith. Él sabía, por supuesto, que estaba rechazando al cristianismo de la tradición normativa, y tenía una explicación. Sobre el asunto de la creación ex nihilo, por ejemplo, declaró solo unas semanas antes de su muerte: "Si ustedes les dicen [a los críticos] que Dios hizo el mundo de la nada, les llamarán tonto. Pero yo soy sabio, y sé más que todo el mundo junto. En cualquier caso, el Espíritu Santo sabe y está dentro de mí, y comprende más que todo el mundo, y me asociaré con él." Por definición, no podía ser apóstata porque hablaba por Dios. Esta es una respuesta, o algo así.
La historia del cristianismo, especialmente desde la Reforma del siglo dieciséis, está plagada de profetas y videntes que han restablecido "la verdadera iglesia," usualmente en oposición a la presuntamente falsa iglesia de Roma, y entonces, después, en oposición a sus propias iglesias previamente verdaderas. Actualmente hay muchos miles de tales grupos cristianos. La moría de ellos aseguran representar la verdadera interpretación de la Biblia. Un número más pequeño reclama revelaciones adicionales por medio de las cuales el testigo bíblico debe ser "corregido." Uno piensa, por ejemplo, en la Iglesia de la Unificación del Rev. Sun Myung Moon. Hay otras semejanzas entre el mormonismo y la Iglesia de la Unificación, como el énfasis sobre la importancia celestial del matrimonio y la familia. De acuerdo a la Enciclopedia del Mormonismo, "Dios y los humanos son la misma especie de ser, pero en diferentes etapas de desarrollo en un continuo divino, y el Padre y Madre celestial son el patrón celestial, modelo y ejemplo de lo que los mortales pueden llegar a ser por medio de la obediencia al evangelio."
Otra Religión
Algunos han sugerido que la SUD es un derivado cristiano tanto como el cristianismo es un derivado judío, pero sin duda equivocado. El reclamo de cristianismo es que su evangelio de Jesucristo es una continuación completa del Antiguo Testamento y el Israel histórico, que la Iglesia es el Nuevo Israel, lo cual significa que es el cumplimiento de la promesa que Israel sería "una luz a las naciones." La Iglesia condenó el rechazo de Marción al Antiguo Testamento y nunca pretendió reescribir o corregir las Escrituras Hebreas sobre las bases de una nueva revelación. Al contrario, insistió que todo el antiguo convenio daba testimonio del nuevo. En tanto que es un derivado cristiano, la SUD está, a manera del más agudo contraste, en radical discontinuidad con el cristianismo histórico. Las historias sagradas y las enseñanzas oficiales de la SUD difícilmente podían ser más claras sobre eso. Para propósitos misioneros y relaciones públicas, la SUD puede presentar al mormonismo como una "extensión," una clase de cristianismo plus, pero esa no es la narrativa y doctrina oficiales.
Un paralelo más cercano puede estar con el Islam. El Islam es un derivado del judaísmo y el cristianismo. Como José Smith, Mahoma, en el siglo séptimo, reclamó nuevas revelaciones y produjo en el Qur’an una versión "corregida" de las escrituras judías y cristianas, supuestamente por dictado divino. Pocos discuten que el Islam sea una religión nueva y diferente, y los musulmanes no reclaman ser cristianos, aunque profesan una devoción profunda a Jesús. Como José Smith y sus seguidores, reclaman ser los verdaderos hijos de Abraham. Los cristianos en diálogo con el Islam entienden que sea un diálogo interreligioso, no ecuménico. El diálogo ecuménico es un diálogo entre cristianos. El diálogo con mormones, que representan la enseñanza oficial SUD, es un diálogo interreligioso.
Uno debe tener otra vez en mente que el mormonismo aun es muy joven. Ahora solamente está comenzando a desarrollar una tradición teológica intelectualmente seria. Durante el siguiente siglo y más, quienes ahora son los "disidentes y exiliados" pueden llegar a ser los líderes en la forja, a pesar de los formidables obstáculos, de un acercamiento con el cristianismo histórico, punto en el cual el diálogo podría llegar a ser ecuménico. Como se señaló antes, existe el interesante fenómeno de pensadores mormones apelando a la tradición cristiana, desde Irineo hasta C. S. Lewis, en apoyo de aspectos de su doctrina. Y existe la insistencia patética y persistente de los mormones, "¡Realmente somos cristianos!" Algunas veces esa afirmación significa que son cristianos y el resto de nosotros no. Cada vez más y más, al menos entre algunos mormones, la afirmación es que son cristianos sustancialmente de la misma manera que otros son cristianos.
Es una afirmación que debemos cuestionar, pero no menospreciar. Tal afirmación contiene, posiblemente, la semilla de la promesa que con el tiempo, probablemente un tiempo muy largo, pueda haber dentro del mormonismo un desarrollo de la doctrina que la hará reconocible como una comunión peculiar pero definida. Sin embargo, tal intento de desarrollo puede producir un cisma mayor entre los mormones que están decididos a ser cristianos, por un lado, y la nueva religión enseñada por la SUD en el otro.
Mientras tanto, el mormonismo y el impresionante imperio de la SUD estarán con nosotros probablemente por un largo tiempo. Ya no son la minoría exótica que está, a causa de su estatus minoritario, exenta del examen crítico y la competencia. Tal examen y competencia, siempre equitativos y comprensivos, están ejemplificada por el muy útil libro de los Ostling, América Mormona. Soy escéptico sobre las proyecciones más dramáticas del crecimiento mormón en el futuro. En parte eso depende del grado de desarrollo interno de la SUD y las transformaciones en su auto entendimiento y presentación ante el mundo. El liderato de la SUD tendrá que decidir si su crecimiento potencial se mejora o es obstaculizado al presentar al mormonismo como una religión nueva o, por así decir, como otra denominación cristiana.
Algunas veces parecen querer ambas cosas, pero ello se irá haciendo cada vez más y más difícil. Y, por supuesto, para los mormones cuya preocupación de controlar es espiritual, intelectual y la integridad moral, asunto de mercadeo y crecimiento, también como asuntos de vitalidad institucional y pertenencia comunal, deben estar claramente subordinadas al asunto de la verdad.
Como para el resto de nosotros, les debemos respeto a los mormones americanos por su dignidad humana, la protección de su libertad religiosa, buena disposición para la amistad, apertura al diálogo honesto y un entusiasmo para unir las manos en las tareas sociales y culturales que promueven el bien común. Eso, quizá, es trabajo suficiente, al menos por el tiempo presente.