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La Nueva Declaración de los Mormones sobre la Raza y el Sacerdocio

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La Nueva Declaración de los Mormones sobre la Raza y el Sacerdocio

Robert M. Bowman Jr.

En diciembre del 2013, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) publicó una declaración en su sitio web titulada “La Raza y el Sacerdocio”. Este ensayo rechazó explícitamente doctrinas enseñadas por los mormones en el pasado que las personas de la ascendencia de raza negra estaban bajo una maldición. Aunque la declaración claramente tuvo la intención de mejorar el imagen de la Iglesia SUD, ha tenido un resultado opuesto, despertando dudas sobre afirmaciones centrales de esta religión. Este artículo provee un resumen breve de los problemas que esta nueva declaración mormona ha creada. Para una análisis más extensa y una riqueza de páginas de documentos y otros recursos, vea nuestra página central en inglés – Mormonism, Race, and Priesthood. (“El mormonismo, la raza, y el sacerdocio.”)

Doctrinas racistas fueron parte de la religión mormona desde el principio. El Libro de Mormón, escrito en 1829 y publicado en 1830 poquito antes de que la Iglesia SUD se fundara, enseña que la piel oscura de los Lamanitas—supuestamente los antepasados de los indios americanos—fue una maldición por su maldad. El Libro de Moisés, la revisión de José [Smith] de los primeros capítulos de Génesis, enseña que los descendientes de Caín son las personas de piel negra, la marca de la maldición de Dios sobre ellos por la maldad de Caín (Moisés 7:6-8, 20-22). El Libro de Abraham, supuestamente traducido del papiro original de la mano de Abraham hace casi cuatro mil años atrás, declara que el linaje de Cam, el hijo de Noé, recibió una maldición y fue prohibido recibir el sacerdocio (Abraham 1:21-28). También enseña que todos los seres vivientes vivían como espíritus en el cielo antes de recibir sus vidas mortales, pero que algunos espíritus eran más nobles y recibirían mayor gloria (Abraham 3:22-26). Por la mayoría de la historia mormona esta doctrina de los espíritus pre-existentes de nobleza variada fue citada por los profetas SUD como la explicación de cómo ciertos espíritus llegaron a la tierra como negros; eran espíritus menos dignos. La declaración nueva ignora todas estas escrituras y afirma que estas ideas simplemente fueron “teorías” no inspiradas que carecían de la autoridad de doctrina revelada.

Después de la muerte de José Smith en 1844, Brigham Young llegó a ser el segundo Presidente SUD en 1847. Pronto después estaba enseñando que los negros no podrían ser sacerdotes porque estaban debajo de la maldición de Caín, una idea que él claramente derivó de las escrituras mormonas. Existe la evidencia que él tuvo este punto de vista hasta por lo menos el 1849, y lo enseñó en público en más de una ocasión en 1852. La declaración nueva de los mormones en cuanto a la raza, efectivamente pone la culpa de la exclusión de los negros del sacerdocio sobre Brigham Young, sugiriendo que Young presentó esta exclusión como una póliza temporal en respuesta a las presiones culturales y políticas y que tal vez pudiera ser rescindido en cualquier momento. Sin embargo, esta explicación no solamente ignora los orígenes de la exclusión en las enseñanzas de las escrituras mormones, pero también da una imagen falsa de la explicación dada por Young sobre la exclusión.  Según Young, los negros no podían tener el cargo del sacerdocio por el orden divino, y que no serían permitidos a recibirlo hasta después de que todos los demás de otras razas se habían aprovechado de sus bendiciones. La nueva declaración no admite que Young y otros líderes mormones citaron la maldición de Caín como un fundamento para la exclusión de los negros del sacerdocio, pero indica que ellos adoptaron esa creencia de la cultura blanca y racista predominante de la América primitiva y moderna. Esta discusión admite que la idea de la piel negra como la marca de la maldición de Caín fue una noción moderna, no una antigua. Esta admisión socava la autenticidad del Libro de Moisés y el Libro de Abraham como traducciones inspiradas de escrituras antiguas, ya que estas supuestas escrituras antiguas contienen esa idea moderna.

Después de la II Guerra Mundial, la Iglesia SUD experimentó crecientes presiones para que permitiesen a los negros recibir el sacerdocio. En 1949 y también en el 1969, la Primera Presidencia de la Iglesia SUD (su Profeta Principal y dos líderes adicionales) promulgó declaraciones oficiales afirmando que Dios les había mandado a excluir a los negros del sacerdocio e insistieron que la exclusión fue basada en revelaciones divinas. El artículo mormón reciente ignora estas declaraciones oficiales. En cambio afirma, basado solamente en testimonios de segunda mano de hombres fuera del círculo interno del liderazgo SUD, que estos líderes consideraban la exclusión como una póliza temporal y no (el artículo implica) como una doctrina revelada. Este artículo también afirma que el Presidente David O. McKay, quien dirigió a la iglesia como su profeta viviente desde el 1951 hasta 1970, fervorosamente buscaba una revelación de Dios que permitiera que la exclusión fuera rescindida, pero no recibió ninguna respuesta. Otra vez, McKay mismo nunca dijo nada sobre este asunto, pero si todo esto fuera verdad, provocara muchas preguntas preocupantes sobre su afirmación de ser un profeta de Dios. Después de todo, la Iglesia SUD ahora dice que la exclusión fue errónea y que el fundamento sobre la cual todo fue basado también fue erróneo. Si McKay realmente fuera un profeta al cual Dios le hablaba, es difícil entender por qué Dios no le dijera a McKay que terminara la exclusión.

En 1978, la Primera Presidencia, en ese entonces dirigida por Spencer W. Kimball, anunció que ellos habían recibido una revelación autorizándoles a terminar la exclusión de los negros del sacerdocio. Este anuncio fue añadido a las escrituras mormonas como Declaración Oficial 2 al final de Doctrina y Convenios. Mientras que la decisión de terminar la exclusión racista fue encomiable, la evidencia no apoya la afirmación de que fue hecha a base de una revelación. Por sus propias cuentas, Kimball y sus colegas ya habían decidido que necesitaban hacer esa decisión, solamente estaban buscando confirmación, y esa confirmación consistía en un sentir que venía sobre ellos durante su reunión. Más significante aún, ellos no habían recibido ninguna revelación diciéndoles que las doctrinas racistas sobre las cuales la exclusión había sido basada también fueron erróneas. Tomó otros 35 años para que la Iglesia SUD admitiera que esas doctrinas sobre la maldición de Caín y lo indigno que fueron los negros en el mundo de la preexistencia espiritual fueron ideas erróneas. Cuando la iglesia mormona por fin llegó a esa admisión al finales del 2013, lo hizo por medio de un artículo anónimo evidentemente escrito por un erudito mormón.  No vino por medio de un anuncio público de una revelación nueva por el profeta viviente Thomas Monson.

Las implicaciones de la declaración nueva de los mormones sobre la raza y el sacerdocio son asombrosas: 

  • Los “profetas vivientes” de la Iglesia SUD dejo que la iglesia se extraviara de la verdad, contrario a la afirmación hecha por el Presidente Woodruff en la Declaración Oficial 1 que tal cosa nunca podría suceder.
  • El profeta mormón no puede recibir revelaciones de Dios de manera confiable, porque supuestamente Presidente McKay buscaba una revelación que permitiría rescindir la exclusión y nunca escuchó nada.
  • Las escrituras mormonas supuestamente traducidas de escrituras antiguas y proféticas no son auténticas y enseñan doctrinas falsas, porque sus enseñanzas sobre la raza ahora han sido repudiadas como “teorías”, creencias hechas por hombres reflejando las ideologías racistas de las personas blancas de la América primitiva.
  • Evidentemente José Smith no fue el vidente y el revelador que él afirmó ser, porque los textos que él afirmó haber traducido de escrituras antiguas estaban teñidos con mitos modernos de racistas blancos.

El Dios verdadero revelado en la Biblia es confiable y su Palabra nunca resulta falsa, en contraste con las enseñanzas de los profetas SUD y lo que dan como escritura.  Deseamos y esperamos que este asunto no desanime a los mormones a tener fe en Dios, pero les impulse a reposar su fe en el fundamento sólido del evangelio bíblico (Rom. 1:16-17; Gal. 3:28).