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“Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios.” ―Octavo artículo de fe, de José Smith.
Dice James Talmage en AF, p. 262: “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días acepta la Santa Biblia como el principal de sus Libros canónicos, el primero entre los libros que han sido proclamados como sus normas escritas en cuanto a fe y doctrina.”
Tales declaraciones han hecho que muchos crean que el concepto de la Biblia sostenido por los SUD, es semejante a lo que creen los evangélicos. Pero este no es el caso. En realidad el mormonismo ataca a la Biblia en dos puntos: (1) que está mal traducida, y (2) que no es completa.
Traducción incompleta e incorrecta
El problema de la traducción incorrecta está sugerido en el Artículo de fe número 8, como se vio anteriormente. En AF, p. 263, Talmage explica esto un poco más: “No habría, no puede haber, una traducción absolutamente fidedigna de éstas u otras Escrituras, a menos que se haga por medio del don de traducción como una de las dádivas del Espíritu Santo. Léase pues, la Biblia reverentemente y con cuidado y oración, buscando el lector la luz del Espíritu siempre para poder distinguir entre la verdad y los errores de los hombres.”
José Fielding Smith, el décimo profeta del mormonismo, dice también en su DS, Tomo I, p. 278: “No hay ningún principio que se refiera a la salvación de los hombres, tan claramente declarado en la Biblia, como nos ha llegado, para que los hombres no tropiecen con él - ni una sola cosa. No hay ningún principio en que puedan estar unidos, que ha sido tan claramente expresado, que no encuentre su interpretación de él, en conflicto.”
Declaró también José Smith en EPJS, p. 404: “Creo en la Biblia tal como se hallaba cuando salió de la pluma de sus escritores originales. Los traductores ignorantes, los escribientes descuidados y los sacerdotes intrigantes y corruptos han cometido muchos errores.”
Y el apóstol SUD Marcos E. Petersen dijo en su libro As Translated Correctly, p. 4: “Fueron hechos muchos agregados, algunos torcidos con fines egoístas, mientras que en otros lugares fueron perpetradas falsificaciones y mentiras deliberadas.”
El apóstol SUD Orson Pratt escribió también en Divine Authenticity of the Book of Mormon. En pp. 45 y 47 leemos:
“Si se admite que los apóstoles y los evangelistas escribieron los libros del Nuevo Testamento, eso no prueba en sí que fueron inspirados divinamente en el tiempo cuando se escribieron . . . Agréguese toda esta imperfección a la incertidumbre de la traducción, y ¿quién, en su juicio cabal, podría por un momento suponer que la Biblia en su forma actual fuera una guía perfecta? ¿Quién sabe si había solamente un texto de la Biblia que se haya escapado de la corrupción, que comunique el mismo sentido que comunicó en el original?” (Léase todo este folleto para ver un ataque detallado sobre la Biblia.)
Aparte de que la traducción no merece confianza, los líderes SUD dicen que les han quitado doctrinas importantes, tales como algunos libros completos fueron quitados o agregados por hombres corruptos. Dice José Smith en EPJS, pp. 4-5: “Al volver de la conferencia de Amherst, reanudé la traducción de las Escrituras. A juzgar por las varias revelaciones que se habían recibido, me era aparente que se habían quitado de la Biblia muchos puntos importantes tocante a la salvación del hombre, o se habían perdido antes de su compilación.” Y en II Nefi 29:6 del LM, dice: “¡Oh necios, vosotros que decís: Una Biblia; tenemos una Biblia y no necesitamos más Biblia! ¿Tendríais una Biblia, de no haber sido por lo judíos?” ¡Observemos que solamente “los necios” confían solamente en al Biblia! El v.10 sigue diciendo: “Así que no por tener una Biblia, debéis suponer que contiene todas mis palabras; ni tampoco suponer que no he hecho escribir otras más.” El LM así declaró que se necesitaba más revelación, y así preparó el camino para su propia justificación.
En LM, I Nefi 13:26 predice también: “una iglesia grande y abominable - ha despojado el evangelio del Cordero de muchas partes que son claras y sumamente preciosas, y también ha quitado muchas de las alianzas del Señor.” La nota al pie de la página de donde fue copiado esto, pone la fecha de estas palabras cerca de 600 años antes de Cristo - mucho tiempo antes que “el evangelio del Cordero” fuera registrado en el Nuevo Testamento. Los SUD pretenden que el LM restauró estas cosas “preciosas” y que es “la plenitud del evangelio” (DC 20:9,27:5). Pero difícilmente pueden señalar aquello que ha sido restaurado por el LM. En nuestro capítulo sobre el LM, tratamos este problema.
El apóstol Orson Pratt declara en su libro The Seer, p. 213: “La Biblia ha sido robada de su claridad. Habiéndose perdido muchos libros sagrados, y porque otros fueron rechazados por la iglesia romanista, y porque los pocos que tenemos ya fueron copiados y recopiados muchas veces, se debe admitir que casi todo versículo ha sido corrompido y mutilado hasta tal grado que apenas si dos de ellos rezan iguales.”
Orson Pratt ha hecho otra acusación entre los SUD contra la Biblia en su Divine Authenticity of the Book of Mormon, p. 3: “La recolección de los pocos aislados manuscritos que ahora componen lo que se llama Biblia, fue el trabajo de unos hombres sin inspiración, y tuvo lugar siglos después de que Juan terminó su original. Entre el vasto número de manuscritos que profesaban ser inspirados, regados a través del mundo, el hombre pobre, débil, ignorante, se arrogó la autoridad de escoger unos pocos, que según su frágil juicio, creyó o supuso eran de Dios; pero el resto, que quizá no estaban de acuerdo con sus nociones particulares de la inspiración divina, fueron rechazados como espurios. Los pocos, escogidos de la gran abundancia, fueron finalmente ordenado en un tomo; luego éste fue dividido en capítulos y versos, y fue llamado la Biblia.”
En las páginas 36-38 Pratt sigue diciendo que esta selección o rechazo de los libros de la Biblia, fue hecho por votación de esos hombres sin la inspiración divina cuando se reunieron en concilios. Pratt manifiesta indignación frente a la idea de que los padres de la iglesia primitiva votaron para aceptar o rechazar la escritura. Pero en AF, p. 8, Talmage escribió “Los libros que por el voto de la Iglesia se han adoptado como guías autorizadas de fe y doctrina, son cuatro: La Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y convenios y la Perla de gran precio.” ¡Así que la Iglesia SUD aceptó sus cuatro libros de escritura por voto!
Los SUD deben explicar por qué no fue correcto para la Iglesia primitiva votar sobre la escritura, y sin embargo fue correcto para ellos (los SUD). En realidad, casi todo lo que aquellos concilios de la Iglesia primitiva hicieron fue aprobar oficialmente los libros que ya estaban en uso en la Iglesia. El Espíritu Santo ya había hecho la selección y los había guiado a toda la verdad, tal como Jesús prometió en Juan 16:13.
En p. 38 del mismo tomo, Pratt sigue con su condenación de la Biblia católica: “Que los romanistas han continuado en su apostasía hasta hoy se demuestra por el hecho de que no han añadido ni un solo libro al canon desde que lo formaron.” “Pratt dice lo mismo de los protestantes (a quienes llama “hijas rameras”) en p. 40 del libro.
Los líderes SUD han hablado mucho sobre la necesidad de nuevas escrituras en los últimos días. En p. 16 del número del 13 de septiembre de 1966 de Deseret News, sección eclesiástica, (el órgano oficial de la iglesia (SUD) escribió el editor: “Junto con los profetas y sus nuevas revelaciones para la dirección actual de pueblo, vienen también nuevas escrituras, porque como las revelaciones dadas divinamente son registradas, se agregan a la cantidad total de escrituras sagradas, y de esta manera crece el monto total de escritura. Esta, entonces, es otra señal de la iglesia verdadera.”
Dijo también: “ La revelación, pues, es una parte esencial de la iglesia: revelación constante y actual.” Pero cuando uno mira a la escritura SUD, no encuentra esa revelación constante y actual. La última revelación que fue registrada como escritura es DC 136, que fue dada el 14 de enero de 1847. ¡Esa fue la única producida por Brigham Young! Ninguno de los que le siguieron ha producido revelaciones o escrituras. Así que el canon de escritura SUD parece haberse cerrado en enero de 1847, a pesar de las palabras sobre la “revelación constante y actual.”
Era fácil para Orson Pratt poner en ridículo a todos los demás por creer que el canon de la escritura se había cerrado en 1850. Pero ahora que la iglesia SUD ha existido por más de 140 años (no por 20 años solamente), vemos que no tiene ni revelación ni escritura constante y actual.
La última cosa añadida a DC se llama una “declaración oficial” o el “manifiesto” sobre la poligamia. Algunos SUD consideran esta declaración hecha en 1890 como revelación. Sin embargo, no pretende originarse en Dios como las revelaciones de José Smith. Esta dice simplemente: “Ahora declaro públicamente que mi consejo a los SUD es que se abstengan de contraer cualquier matrimonio prohibido por la ley del país.” Aunque fue firmada por Wilford Woodruff (el cuarto profeta de los SUD) la declaración fue compilada por Carlos Penrose. Ya que solamente José Smith y sus sucesores podrían recibir revelaciones para toda la iglesia SUD (Véase DC 43:3-6) el manifiesto Woodruff no puede ser revelación. Y aunque lo fuera, el año 1890 no es fecha muy reciente.
Ya que el artículo de fe número 12 dice: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernados y magistrados y en obedecer, honrar y sostener la ley”, ¿por qué fue necesario avisarles a los SUD a “abstenerse de contraer cualquier matrimonio prohibido por la ley del país” a menos, por supuesto, que estuvieran violando esa ley?
Continúa Orson Pratt atacando la Biblia en p. 47 de su Divine Authenticity of the Book of Mormon: “Las voces de varios cientos de sectas, discordantes, contenciosas, que enfermaban el alma, sonaban constantemente en los oídos de ustedes; cada secta profesaba basarse en la Biblia, siendo cada una diferente de la otra. En esta situación confusa, acaso hubieran exclamado, involuntariamente: ¿Puede ser la Biblia la palabra de Dios? ¿Revelaría Dios un sistema de religión, expresado en términos tan indefinidos, para que mil religiones salieran de ella?” ¿Qué diría Pratt ahora que como cien grupos se han salido de la iglesia original de José Smith? (Véase Denominations That Base Their Beliefs on the Teachings of Joseph Smith, por Kate Carter.) ¿Han resuelto el problema de la divisiones eclesiásticas la revelación o las escrituras modernas? La respuesta es obvia.
A pesar de todos los ataques contra la Biblia, dice el Dr. Talmage en AF, p. 262: “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días acepta la Santa Biblia como el principal de sus libros canónicos, el primero entre los libros que han sido proclamados como sus normas escritas en cuanto a fe y doctrina.” Es muy curioso que el mormonismo ataca la Biblia y luego Talmage la llama el primero entre sus libros de doctrina.
Pero no todos los líderes de los SUD están de acuerdo en este asunto. Por ejemplo, José Fielding Smith, el décimo profeta, vidente y revelador de la iglesia SUD, escribió en DS, Tomo III, p. 198: “A mi juicio, no hay libro entre los que han llegado a este mundo, tan importante como Doctrina y Convenios, con el debido respeto al Libro de Mormón, la Biblia, y la Perla de Gran Precio, que decimos ser nuestras normas de doctrina. El libro DC está para nosotros en una posición especial, arriba de todos los otros.” Claramente DC y la Biblia no pueden estar los dos en el primer lugar encima de las otras escrituras SUD.
Pero lo complica aún más José Smith, el fundador del mormonismo. Dice en EPJS, p. 233: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro.”
Así que el Dr. Talmage dijo que la Biblia es el más importante libro para los mormones. Luego dijo José Fielding Smith que lo era Doctrina y convenios, mientras que le fundador mismo del mormonismo declaró que era el Libro de Mormón. Respecto a la doctrina, el más acertado es José Fielding Smith, porque los SUD creen que la Biblia ha sido corrompida y por tanto no es muy digna de confianza. Además, el Libro de Mormón no enseña mucha doctrina mormona, como demuestra nuestro capítulo sobre el Libro de Mormón
La Biblia inspirada
Según DHC, Tomo I, pp. 324 y 368, así como Times and Seasons, Tomo VI, p. 802, José Smith completó una traducción de la Biblia. Estas fuentes, así como Church Chronology, por Andrés Jensen, afirman que el Nuevo Testamento fue terminado el 2 de julio de 1833. En una revelación dada el 10 de enero de 1832, a José Smith y Sidney Rigdon se les ordena “continuar la obra de la traducción hasta cumplirla” (DC 73:4). Claramente esto no se refiere al LM, que fue publicado en 1830. Ni podría hablar del Papiro “Libro de Abraham” que vio José Smith por primera vez el 3 de julio de 1835 (DHC, Tomo VII, p. 235). Además, a José Smith Dios le ordenó en DC 124:89: “publique la nueva traducción de mi santa palabra para los habitantes de la tierra.” (Véase también DC 94:10 y 104:58.)
A pesar de estos mandatos claros en la escritura SUD, la iglesia mormona nunca ha publicado la versión inspirada de la Biblia. Según el apóstol Bruce McConkie, escribiendo en MD, p. 383, la razón por qué no se ha publicado es que: “Esta revisión inspirada de las antiguas escrituras nunca fue terminada por el profeta.” Si esa es la verdad, José Smith fue un profeta desobediente, porque le fue ordenado terminarla (DC 73:4) y publicarla (DC 124:89).
Como se mencionó antes, Smith mismo afirmó que la había terminado, pero no se había publicado cuando murió en 1844. El manuscrito se encontró entre los efectos personales cuando lo mataron. Le fueron entregados a su esposa, la que nunca aceptó a Brigham Young como el sucesor de su esposo. Su hijo, José el tercero, más tarde llegó a ser el profeta de la Iglesia (apóstata) SUD Reorganizada.” La página que lleva el título de la edición actual la llama la “Versión inspirada de las sagradas escrituras.” Debajo de este título dice: “Respecto a la manera de traducción de los que conocían los hechos, fue hecha por directa revelación de Dios.”
Si la traducción inspirada fue hecha por directa revelación, y necesitaba todavía correcciones mediante la revelación, ¿será posible que las correcciones reveladas necesiten ser corregidas por otras revelaciones? ¿No podría Dios hacerlo bien la primera vez? ¿Y por qué es que como el 90 por ciento de ella es copia de la versión King James, si esa traducción es tan mala como los líderes SUD afirman?
Una de las acusaciones hechas contra la Biblia usada por los evangélicos y los católicos es que muchos libros se han perdido. En AF, pp. 552,553, Talmage menciona 20 “libros perdidos” de la Biblia. Estos son mencionados en la Biblia e incluyen nombres como “El libro de la alianza”, (Éxodo 24:7), “El libro de las batallas de Jehová”, (Números 21:14), “El libro de Jasher” (Josué 10:13), etcétera. Pero aún cuando todos los 20 se mencionan en la Biblia, ¿demuestra eso que fue la intención divina que formaran parte de la Biblia? En ese caso, las filosofías epicúrea y estoica deben ser incluidas también, porque el apóstol Pablo las citas en Hechos 17:28. Claro es que no sólo porque alguna escritura se menciona en la Biblia, se debe considerar como escritura (sagrada).
¿Resuelve el problema de los “libros perdidos” la “Biblia inspirada” (mormona)? Cuando la examinamos, encontramos solamente 65 libros, y no 66. ¡La inspiración y revelación de Smith perdió otro libro - El Cantar de los Cantares! Pero ni uno solo de los “libros perdidos” se encuentra en esta “Biblia inspirada” ni en ningún otro de la escritura SUD.
¿Qué diremos de las “traducciones equivocadas”? ¿Son corregidas en esta “Biblia inspirada”? Un buen ejemplo está en Isaías 65:1. “Fui hallado por los que me buscaron, les doy a los que preguntan por mí; no fui hallado por los que no me buscaron; o que no preguntaron por mí.” Cuando José Smith citó esta escritura en Romanos 10:20, resultó la traducción así: “pero Isaías es muy arrojado a los que no preguntaron por mí.” ¡La “inspiración” de Smith habla por sí misma!
Esta “Biblia” profetiza la venida de José (Smith) en Génesis 50:24-33. Pero no es preciso leer más que Génesis 1:1 para ver que esta no es ninguna Biblia común. Cualquiera escritura que no encajaba con la de Smith, fue cambiada para que sí encajara.
Por ejemplo, dice Éxodo 33:20 de la “Biblia inspirada”: “No podrás ver mi rostro en este tiempo.” Y en Juan 1:19 (v.18 en otras versiones) dice: “A Dios nadie le vio jamás, excepto que haya dado testimonio del Hijo.” Luego en 1 Juan 4:12 dice: “Nadie ha visto jamás á Dios, sino aquellos que creen.” Y a que José Smith pretendió haber visto a Dios y a Cristo en 1820, tuvo que haber que la Biblia se conformara a sus enseñanzas. (Nota del traductor: Las frases impresas con letras cursivas fueron agregadas por José Smith.)
Smith cambió cientos de versículos en su “Biblia inspirada”, pero ninguno de esos cambios puede encontrar apoyo en los manuscritos originales. Así que la acusación contra la Biblia hecha por el apóstol SUD Marcos E. Peterson, le queda muy bien a la Biblia de José Smith. Dijo: “Muchos agregados fueron hechos, algunos torcidos con fines egoístas, y en otros casos, inventos deliberados fueron perpetrados.” (As Translated Correctly, p. 4).
Una Biblia completa
En vista de estos hechos, recordemos que declara 2 Timoteo 2:13 que Dios “no puede negarse a sí mismo.” También, Gálatas 1:8,9 advierte contra enseñar otro evangelio diferente del que Pablo ya había enseñado. Es imposible que los mormones demuestren que Pablo enseñaba las doctrinas SUD como el casamiento celestial, la inexistencia del infierno, el vestirse con ropa interior sagrada, etcétera. Además, Pablo escribió en Hechos 20:20: “Nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros.” Si las doctrinas SUD no están entre las enseñanzas de Pablo, las condena Gálatas 1:8,9.
Así que la pretensión de los SUD a que se necesita más escritura, no tiene base alguna. Escribió Pedro también en 2 Pedro 1:3, que “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder.” Y Pablo, en Colosenes 2:10 escribió: “Vosotros estáis completos en él” (Cristo). Si estas cosas son ciertas, ¿qué cosas podría añadir cualquiera escritura nueva?
No hay versículo en la Biblia que declare que “esta es la última escritura de todas.” Pero sabemos por los versículos arriba mencionados que no hacen falta más. Aun cuando hubiera otras escrituras, no podrían decir nada que no se haya dicho ya, y eso sería solamente una repetición.
Algunos cristianos bien intencionados tratan de sacar de Apocalipsis 22:18, 19 más de lo que contiene. La aplicación principal es al libro del Apocalipsis. Pero siendo el último libro tiene referencia secundaria a toda la Biblia. Sin embargo, si alguien usa este versículo para afirmar que no hay necesidad de escrituras posteriores, verán que los SUD citan Deuteronomio 4:2 y proverbios 30:6 para demostrar que de acuerdo con la lógica, ¡la mayor parte de la Biblia no debiera escribirse! Pero algunos de los versos ya citados indican más claramente que no necesitamos más escrituras.
Es evidente por muchos textos de la escritura que los escritores del Nuevo Testamento eran “testigos presenciales” del ministerio terrenal de Jesús. Léanse por ejemplo, 2 Pedro 1:15-18, y Juan 1:1-5.
Los escritores sencillamente escribieron para nuestro beneficio las cosas que vieron. Aunque Pablo no fue discípulo durante el ministerio terrenal de Jesús, fue escogido especialmente por el Señor como testigo mientras vivían los otros apóstoles. (Lé Hechos 22:14, 15, 1 Corintios 11:23, Gálatas 1:11-17, etcétera.) Pablo testificó también lo mismo que los otros escritores — lo que había visto y oído del Señor. Aunque se podría escribir mucho más (Juan 20:30 y 21:25) no hay necesidad de otras enseñanzas, porque ya tenemos “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:3; Juan 20:31). ¿Cuántos de nosotros hemos leído las escrituras que tenemos? Es un absurdo afirmar que necesitamos otras si no hemos leído las que ya tenemos.