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Los Criterios para la Racionalización
A estas alturas uno puede preguntarse fácilmente cómo cualquier Santo de los Últimos Días puede estar consciente de estas cosas y todavía arreglárselas para mantener la fe y la confianza en el Libro de Abraham, y a causa de ello, todo el sistema mormón de creencias.
Por supuesto, aquí la palabra clave es conciencia. Como se anotó antes, muchos mormones están relativamente desinformados de cualquier controversia relacionada con la validez del Libro de Abraham, o si se dan cuenta de que la controversia existe, tenderán a recurrir a la confianza que tienen en su sistema o a evitar mayor investigación.
Por supuesto, hay algunos miembros SUD que son más activos, y hay varias razones de por qué los miembros se vuelven activos. El compromiso con cualquier grupo o causa puede ser inspirada por un mar de factores personales que pueden tener poco o nada que ver con tener un "testimonio" de que la causa es verdadera. Estos factores usualmente se reducen a intereses especiales, tales como preferencias culturales, un sentido de aprecio por la tradición, relaciones familiares, ventajas económicas, un deseo de ejercer autoridad, o incluso un sentimiento de superioridad producido al ser parte de un grupo selecto (ciertamente estos son valores significativos, pero nunca deben causar que comprometamos las verdades eternas). Dados suficientes intereses personales, con frecuencia simplemente no nos importa si una objeción es válida o no. Tienen lo que quieren, están cómodos con ello, y no desean ser molestados. Esto puede considerarse verdadero dentro de cualquier grupo, es una condición completamente humana.
Se esperaría, sin embargo, que la razón primaria por la que estamos activamente comprometidos con algo es porque, sobre todo lo demás, somos sinceros. En su compromiso con el mormonismo, los Santos de los Últimos Días pueden desarrollar esta sinceridad en una de dos maneras: (1) hay quienes, porque verdaderamente están convencidos que la Iglesia SUD es verdadera, sienten una necesidad de dedicarse a Dios, (2) hay otros que, porque ya sienten una dedicación fuerte a Dios y son mormones, creen por lo tanto que la Iglesia SUD debe ser verdadera.
En el primer caso, la confianza en el sistema lleva a confiar en Dios; en el segundo, la confianza en Dios origina la fe en el sistema. Cualquiera producirá sinceridad, pero en ambos casos lo que hace válida y vital esta sinceridad es la confianza de la persona en Dios. Esta confianza en Dios necesita ser reconocida como un asunto que está separado del tema de si la Iglesia SUD es verdadera o no. Hasta que un Santo de los Últimos Días comprenda esta distinción, usualmente estará reacio para cuestionar la validez de la Iglesia como una organización, por el temor de amenazar su relación con Dios.
Pero para responder constructivamente a cuestiones que ponen en tela de juicio nuestros actuales puntos de vista, debemos encontrar tres condiciones:
Debemos tener conocimiento mucho de la evidencia objetiva en la controversia. Afortunadamente, la mayoría de los tópicos sobre el mormonismo, incluyendo la controversia del Libro de Abraham, no son tan complicados como se han hecho parecer por algunos apologistas. Una persona no necesita convertirse en egiptólogo para comprender lo que es un papiro funerario. Cualquier persona de mediana inteligencia es capaz de comprender tales cosas sin gran dificultad. Pero, ya que algunas veces permitimos que los sentimientos y las emociones anulen hechos incontestables, es necesaria una cualidad más.
Debemos ser lo suficientemente razonables para considerar las implicaciones involucradas. Dios nos ha dado la facultad de la razón como un medio para discernir la verdad y el error. Un examen de los hechos no es una amenaza para fe verdadera. Una persona que cierra su mente a las cuestiones que lo incomodan y rehusa permitir la existencia de cualquier otra posibilidad que su propia actitud de "Estoy correcto, lo que quiero que sea, así es," es tratada sin contemplaciones sobre el don dado por Dios de la razón humana. Tal persona no puede esperar que otros respeten su posición. Más importante, corre el riesgo de ser engañado por falsos reclamos espirituales. Pero, también hay un ingrediente final.
Debemos ser lo suficientemente honestos con nosotros mismos para preocuparnos por lo que es realmente la verdad, aún si va contra lo que queremos. Desear aceptar y actuar sobre esta verdad debe pesar más que cualesquiera intereses personales.
Quienes no aplican estas normas para investigar la controversia, deben recurrir a la racionalización, en vez de enfrentar la realidad. Muchos Santos de los Últimos Días parecen deseosos de aceptar cualquier racionalización que permita continuar su fe en el Libro de Abraham.
Así que, ¿qué racionalizaciones están disponibles? Despojados de todo su exceso de verbosidad, quedan como media docena de avenidas abiertas para que los Santos de los Últimos Días permitan que el mormonismo de alguna manera sea verdadero. En una escala desde el tradicional hasta el crecientemente radical, son:
Es notable que entre todas las diferentes sugerencias propuestas por los apologistas SUD (Nibley, Brown, Ashment, Crapo, Vestal, Barber, etc.) virtualmente cualquier posición es aceptable y sin embargo ninguna de ellas es "oficial." Una persona puede ser considerada un buen mormón y sostener prácticamente cualquier variación de los cinco primeros puntos de vista mencionados—e incluso ir y venir de uno a otro—en tanto el resultado final sea sentirse bien sobre la Iglesia. Las autoridades SUD, mientras tanto, permanecen en silencio sobre toda la controversia.
La misma codicia de racionalizaciones es una respuesta típica para muchos otras áreas de problemas dentro del mormonismo, ya sea el Libro de Abraham, discrepancias entre la arqueología y el Libro de Mormón,2 las enseñanzas de Adán-Dios de Brigham Young,3 los orígenes históricos del movimiento SUD,4 o las prácticas mágicas y ocultistas de José Smith, Oliverio Cowdery y otros.5 Siempre parece haber un superficial punto de vista popular, más un campo de aproximaciones crecientemente radicales disponibles para quienes se han encontrado con cosas que otros aun no conocen. Reúnan a un grupo de Santos de los Últimos Días y compare sus respectivos puntos de vista sobre cualquiera de estos temas. Es desalentador ver la amplia disparidad que existe entre las posiciones "verdaderas" ofrecidas para explicar a la "Única Iglesia Verdadera." Hay, por supuesto, una que otra explicación alternativa: que José Smith no produjo escritura legítima por traducción por medio del don y poder de Dios o cualquier otro medio; sólo pretendió hacerlo. En otras palabras, mintió para justificar las doctrinas y enseñanzas nuevas que había estado introduciendo entre su pueblo, y sostener la imagen de profeta de Dios que había creado para sí mismo. Los métodos de engaño que usó al hacer esto fueron más o menos típicos como todo lo que profesó hacer en el nombre de Dios, porque nunca fue un genuino profeta de Dios. Así que la Iglesia Mormona, que fundó en su llamamiento de profeta, en realidad es una organización hecha por el hombre; no puede ser la "única Iglesia verdadera" de Dios, restaurada para la tierra, como asegura ser.
Esta conclusión es reforzada posteriormente cuando uno considera la esencia misma de la naturaleza de Dios como es revelada en la Biblia. Dios se tomó grandes trabajos en todo el Antiguo Testamento para disuadir a los hijos de Israel de cualquier contacto con dioses falsos y prácticas idólatras de sus vecinos paganos. Ordenó a los israelitas destruir a los habitantes de Canaán cuando conquistaron la tierra, no fuera que mezclaran su Santo Nombre con las deidades paganas, y así contaminaran la verdad de la revelación divina. De igual manera, Dios amonestó a su pueblo por medio de Moisés que repudiaran y abandonaran por completo a los Dioses de Egipto, a quienes habían estado expuestos durante sus años de cautiverio ahí. Y el Antiguo Testamento registra que cada vez que los hijos de Israel caían en la idolatría pagana, experimentaban el castigo de Dios.
Ya que los Papiros de José Smith han sido identificados, con absoluta certeza, como oraciones a los dioses paganos egipcios, es inconcebible, dada la naturaleza y carácter santos de Dios como es revelado en la Biblia, que Él se asociara a Sí mismo o a Su revelación, de cualquier manera con estos documentos paganos religiosos. A pesar de los anteriores puntos de vista del Libro de Abraham que uno sostiene, ciertamente es inconcebible que el Dios de la Biblia comprometiera su exclusividad como el único, verdadero Dios mezclara Su revelación con las enseñanzas paganas idólatras y los ritos de Egipto, como se expresan en los Papiros de José Smith.
Enfrentando la Verdad
En algún momento a mediados de los 1850’s poco después que los Santos de los Últimos Días habían escapado de la influencia del mundo "gentil" y las raíces de la cultura mormona habían comenzado a afirmarse en los aislados valles de las Montañas Rocosas, un Apóstol SUD llamado Orson Pratt confiadamente había lanzado un reto al mundo:
... convénzanos de nuestros errores de doctrina, si tenemos alguno, por medio de la razón, por medio de argumentos lógicos o por medio de la Palabra de Dios, y nunca estaremos más agradecidos por la información y ustedes nunca tendrán más placentera reflexión de que han sido instrumentos en las manos de Dios para redimir a sus prójimos de la oscuridad que ustedes pueden ver envolviendo sus mentes.1
Orson Pratt sin duda estaba confiado que nunca se presentaría un caso exitoso contra las afirmaciones del Mormonismo, porque simplemente no existía. Aunque más de un siglo y medio de estrecho escrutinio ha probado que lo opuesto es el caso. Es este hecho el que probablemente explique mejor por qué la Iglesia SUD contemporánea ha cambiado desde la postura descarada, de confrontación del tiempo de Pratt, a una de prevenir a los miembros que "descansen en la fe y no en el hacho histórico" (vea el artículo en la p. 170*). El mensaje que hoy viene de los voceros SUD parece ser más y más de acomodo: Si los hechos fallan en justificar la fe (lo que uno desea creer), entonces la fe rebasa los hechos. Esta clase de pensamiento es evasivo, y debe ser desechado si va tener lugar una estimación real de los hechos. Pero regresando a Pratt, el reto que hizo es válido, y la tendencia de las figuras SUD para racionalizar los problemas en vez de confrontarlos, únicamente subraya el hecho de que existen serios problemas. Si existe error o falsedad dentro de un sistema religioso, debe ser expuesto, y usar la razón y la Palabra de Dios para así hacer bastante sentido. Exponer el error es algo correcto, ya que solamente el bien puede ser el resultado último de que la gente aprenda la verdad. Entonces, no solamente estamos justificados al examinar las evidencias que desafían la verdad del Libro de Abraham que graciosamente Dios ha permitido que aparezca, estamos firmemente obligados a hacerlo así. Y es totalmente posible que el caso contra el Libro de Abraham sea la evidencia más fuerte jamás provista para probar la verdad de las afirmaciones de José Smith.
¿Cuáles son los hechos del asunto y cómo deberían ser aplicados?
Antes, en el año de 1835, cuando la pequeña colección de antigüedades egipcias de Michael Chandler por primera vez llegó a manos de José Smith, muy poco era sabido o comprendido sobre tales cosas por nadie. No había manera conocida para leer, fechar o identificar artefactos y escritos egipcios con algún grado de confiabilidad, y que posiblemente, nunca lo sería. Cualesquiera representaciones que José Smith quisiera hacer relacionadas con su habilidad para traducir escritura egipcia antigua, pudieron ser hechas con toda seguridad, ya que parece haber poca probabilidad de refutar tales afirmaciones.
Al pueblo mormón de esa era se le enseñó a confiar y creer lo que su profeta les dijera, y no ver ninguna razón en ese momento para no hacerlo así. Creían que pudo traducir loa papiros antiguos, y (para la mayoría) voluntariamente abrazaron las doctrinas nuevas que enseñó.
Al momento en que los académicos habían llegado al punto en donde podían leer el egipcio y las afirmaciones de José Smith finalmente podían ser probadas, varias cosas importantes habían sucedido:
José Smith había sido asesinado, finalizando abruptamente la producción del Libro de Abraham a mitad de la historia. Nunca fue tomado por ninguno de sus sucesores, a pesar de la posición de los SUD de que poseen cualquier poder y autoridad (llaves) que supuestamente son necesarias para hacerlo.2 La muerte de Smith también terminó con las series de afirmaciones, pronunciamientos e identificaciones que como hábito había estado haciendo sobre los papiros del Libro de Abraham, y otros asuntos. La gente podría ahora solamente recordar los que había sido dicho por él, sobre ellos en el pasado.
El "Éxodo Mormón" había ocurrido, colocando al pueblo mormón en una condición de aislamiento geográfico de la influencia y controversias de la mayor parte del mundo. Con la proximidad inmediata desaparecida, pocos no mormones sabían o les importaba lo que los mormones consideraban como escritura, y a pocos mormones les importaba la opinión de los no mormones.
La Iglesia SUD perdió el control sobre los papiros. Fueron retenidos por la viuda de Smith, Emma, quien rehusó seguir a Brigham Young al oeste. Finalmente se dispersaron, siendo vendidos o regalados en varia partes y se perdieron.
Otros eventos oscurecieron la importancia de cualquier controversia egipcia, tanto para los mormones como para los "gentiles."
La migración al oeste y la fiebre del oro, la Guerra Entre los Estados, seguida por la Reconstrucción, la "Guerra de Utah" y el ejército de Johnston, la Masacre de Mountain Meadows, las guerras con los indios, la colonización de territorios, todo alejó la atención de lo que los académicos tuvieran qué decir.
El pueblo mormón se arraigó culturalmente en su Reino de las Montañas Rocosas. La poligamia había llegado a ser aceptada por muchos como un estilo de vida,3 y quienes la practicaban no podían esperar encontrar tolerancia para sus familias fuera de la sociedad mormona. En la mayoría de los casos virtualmente toda la vida comunitaria — sea social, económica o legislativa — estaba centrada alrededor de la jerarquía de la de la autoridad del sacerdocio mormón.
Combinados todos estos factores tenían el efecto de causar que el pueblo mormón (quien desde hace mucho había sido condicionado para considerar sospechosa cualquier crítica) se volviera menos propenso a ser afectado por cualquier acusación contra José Smith o el Libro de Abraham. La "prueba" del fraude de José Smith ofrecida por los egiptólogos caía en oídos sordos, la mayoría de las veces.
Cuando continuó la crítica, volviéndose más desarrollada, refinada y ampliamente conocida, conforme pasaba el tiempo, la defensa mormona se volvió un ataque sobre la competencia y motivos de sus críticos. Las meras "opiniones externas" no podían ser consideradas válidas por el pueblo mormón, en tanto no se hubiera hecho un examen de los papiros originales de su Profeta (ahora extraviados y, se pensaba, perdidos para siempre). Sin ese estándar de comparación, se alegaba, era injusto que los críticos juzgaran equivocado a José Smith, únicamente sobre las bases de los facsímiles impresos. Mientras tanto, los mormones mantenían con devoción la naturaleza y exactitud divina de la obra de José Smith. Si acaso, el mormón común probablemente estaba decepcionado que los papiros no estuvieran disponibles, confiando que las acusaciones de los críticos serían refutadas por la evidencia. Verdaderamente, esta era la actitud que prevaleció hasta el momento en que los papiros fueron re-descubiertos.
Sin embargo, antes de ese re-descubrimiento, los apólogos SUD gozaban esencialmente la misma posición de la que José Smith había tomado ventaja mientras traducía los papiros en el Libro de Abraham, sabiendo que el idioma egipcio no se leía. Al insistir en comparaciones que no podían ser hechas y demandar la prueba que creían que no existía, los apologistas mormones podían hacer casi cualquier afirmación, presentar cualquier posición, o negar cualquier argumento. Como José Smith, parecía haber poca probabilidad que ocurriera algo que les demostrara que estaban equivocados.
Entonces, totalmente inesperado, la porción principal de la colección original de papiros de José Smith reapareció. Repentinamente, se encontró cada condición en que los Santos de los Últimos Días habían estado insistiendo durante años. Cada afirmación podría ser probada, examinada cada posición, contestado cada argumento.
Conforme se establecieron ciertos hechos, varias creencias que en algún momento se consideraron a salvo de ser demostradas falsas, fueron mostradas como equivocadas. Considere lo siguiente:
Creencia: "... uno de los rollos [de papiro] contenía los escritos de Abraham, otro los escritos de José de Egipto. . ." (Julio, 1835, Historia de la Iglesia, Vol. 2, p. 236)
Creencia: "Los escritos de Abraham cuando estaba en Egipto, llamado el Libro de Abraham, escrito por su propia mano, sobre papiro. . ." (Introducción al Libro de Abraham)
Hecho: Basado en las comparaciones de los papiros del Metropolitano a cada recurso disponible, incluso las descripciones contemporáneas con los así llamados rollos de Abraham y José de José Smith, como también varios de los manuscritos originales de la traducción y otras notas de la época, el rollo de papiro que José Smith presenta conteniendo "los escritos de Abraham" se demostró ser solamente un papiro funeral pagano común, de fecha tardía conocido como el Libro de las Respiraciones. El rollo que se creyó contenía "los escritos de José de Egipto" también fue identificado como una típica copia tardía del Libro de los Muertos Egipcio, que fue preparado para una mujer llamada Ta-shert-Min. Ninguno de los rollos tuvieron que ver con los patriarcas bíblicos Abraham ni José, excepto en la mente de José Smith.
Creencia: "... José el Vidente nos ha presentado (a los Doce) algo del Libro de Abraham que fue escrito por su propia mano, pero escondido del conocimiento del hombre durante los últimos cuatro mil años, pero que ahora ha salido a la luz. ... ") diario de Wilford Woodruff, feb. 19, 1842)
Creencia: "Es evidente que los escritos de Abraham mientras estuvo en Egipto, de los que nuestro Libro de Abraham es una copia, por necesidad debe ser más antiguo que el texto original del Génesis. Digo esto de pasada porque algunos de nuestros hermanos han mostrado sorpresa cuando dije que el texto del Libro de Abraham es más antiguo que el Génesis." (Dr. Sidney B. Sperry (de BYU) en su libro Antiguos Registros Testifican en Papiro y Piedra, p. 83).
Hecho: El rollo Libro de las Respiraciones que José Smith presentó como el Libro de Abraham fue preparado aproximadamente entre 50 a. C. y 50 d. C. en Tebas por un hombre llamado Hor, quien era sacerdote o purificador, del dios egipcio Amón en Karnak. Fue escrito en escritura hierática, una adaptación cursiva de la escritura jeroglífica que apareció primero alrededor del 600 a. C. — por lo menos una docena de siglos demasiado tarde para haber sido usado por Abraham. Más aún, el mismo Libro de las Respiraciones todavía no había sido compuesto hasta por el siglo tercero o cuarto antes de Cristo.
También se demostraron equivocadas las afirmaciones de José Smith de poder traducir el egipcio:
Creencia: " ... pasé el día traduciendo los registros egipcios ... " (Diario de José Smith, Nov. 19, 1835)
Creencia: " ... pasé el día traduciendo, hice progreso rápido ... " (Ibid. Nov. 20, 1835)
Creencia: " ... por la tarde tradujimos algunos de los registros egipcios ... " (Ibid. Nov. 24, 1835)
Creencia: "el resto de este mes, continuamente estuve dedicado a la traducción de n alfabeto para el Libro de Abraham, y componiendo una gramática del idioma egipcio como era practicado por los antiguos." (José Smith, Jul. 1835, Historia de la Iglesia, Vol. 2, p. 238).
Creencia: " ... [José Smith] su logro más notable fue el desarrollo en Kirtland de una gramática para la forma egipcia de escritura jeroglífica. Esta fue usada por él, como también la ayuda divina, al traducir los escritos antiguos del patriarca Abraham (William E. Berrett en su libro, La Iglesia Restaurada, ed. 1956, p.133).
Creencia: "Un estudio del documento [Alfabeto Egipcio y Gramática de José Smith] sugiere que fue formulado por un escritor antiguo, probablemente Abraham, para ayudar a un traductor a descifrar el idioma en el cual estaba escrito el registro. Si esta conclusión es correcta, José Smith literalmente tradujo un alfabeto para el Libro de Abraham." (Hyrum L. Andrus en su libro Comentarios Doctrinales sobre la Perla de Gran Precio, 1967, 1970, p. 25).
Hecho: Ni una sola palabra, pensamiento o concepto del Libro de Abraham de José Smith, incluidas sus explicaciones de sus tres facsímiles, está relacionado de alguna manera con el tema de los textos funerarios egipcios comunes de los que supuestamente fueron traducidos. Además, el examen moderno del "Alfabeto y Gramática Egipcia", papeles que en un momento realzaron grandemente la afirmación del Profeta Mormón de ser un traductor verdadero, han sido expuestos como una colección de galimatías, sin conexión con el egipcio antiguo genuino.
Una por una, virtualmente cada creencia mormona sobre el Libro de Abraham, una vez considerado esencial para su apoyo y tenido como promotor de la fe, ha sido hecha polvo por los hechos.
Ninguna traza de evidencia confiable ha aparecido que apoye la visión SUD del Libro de Abraham como una escritura auténtica, mientras que hay disponible una enorme cantidad de evidencia para mostrar que es una producción del siglo diecinueve hecha por el hombre, creada por José Smith para apoyar su afirmación entre su pueblo de ser un "profeta, vidente y revelador."
La evidencia contra el Libro de Abraham es tan abrumadora, como en capítulos anteriores de este libro han sido enumeradas y demostradas en detalle, que muchos la consideran como un medio dado por Dios para demostrar la naturaleza fraudulenta del reclamo de José Smith de ser un profeta de Dios.
No es posible que el Libro de Abraham sea lo que pretende ser, y si no es auténtico, tampoco lo son las doctrinas que enseña, ni el sistema al que pertenece.
Por su propio mano en papiro: Lea capítulos 15-17 aquí.